Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

13 Dic, 2010

¿Quién acabó con Mexicana?

Cuando Compañía Mexicana de Aviación (CMA) enlistó la solicitud de concurso mercantil registraba pérdidas acumuladas entre 2007 y la primera mitad del presente año en un total de cinco mil 500 millones de pesos, algo así como 400 millones de dólares. De este importe, mil 750 millones de pesos —casi la tercera parte— correspondían a los últimos seis meses de operación de la aerolínea.

Interpretaciones hubo muchas teniendo como común denominador la mala administración de la empresa pero, hasta ahora, ni el juez del concurso mercantil, Felipe Consuelo, ni la SCT, de Juan Molinar, han iniciado un proceso claro para entender qué pasó en esta empresa y cuál fue la razón real por la que su liquidez desapareció. Tal vez la razón sea que si se inicia una investigación por fraude, no habría curso para el concurso mercantil.

Sólo le digo que hay versiones de que una pérdida de este tamaño únicamente pudo generarse por tres causas: abrupta disminución de los ingresos, incrementos de los costos y gastos, o desvío de liquidez a otra de las empresas del grupo.

Los gastos también se mantuvieron constantes e incluso la nómina de los trabajadores no sufrió incrementos notables más allá de los inflacionarios.

Pese a ello, Mexicana dejó de pagar a proveedores de servicios y materiales, así como a los arrendadores y gobierno entre febrero y mayo, unos meses antes de solicitar el concurso mercantil.

La reciente baja de calificación de Grupo Posadas de B2 a B3 puede dar una respuesta en esta dirección.

En la calificadora financiera Moody’s, que en México encabeza Alberto Jones, Grupo Posadas disminuyó el viernes su calificación a la hotelera, argumentando que el grupo tiene un elevado apalancamiento de deuda y baja generación de flujo de efectivo, aun cuando el turismo ha registrado un incremento respecto al año anterior. Apunta a que la reducción de la liquidez está relacionada con las llamadas de margen de los swaps de moneda cruzada (¿inversión en derivados?), que al 30 de septiembre de 2010 sumaron pagos por 24 millones de dólares y que han venido consumiendo fuertemente liquidez de la compañía, algo que parece no resolverá ni el próximo año.

Esta pérdida de liquidez no es nueva. Nos comentan que el diferencial de los swaps se venía cubriendo con flujo de efectivo fresco que no provenía del negocio hotelero sino de proveedores y arrendadores aeronáuticos de la empresa aérea, cuya principal virtud era el alto nivel de liquidez. Esto permitía responder ágilmente frente a las variaciones en la moneda que presionaban  constantemente el diferencial del instrumento financiero. ¿Se imagina cuál era esa compañía?, justo Mexicana de Aviación tenía buen flujo hasta finales de 2008 y, luego, ¿tendría swaps de moneda cruzada?

De fondos a fondo

Varias de las ONG que estuvieron en la COP 16 de Cancún conocieron un detallado informe que el presidente del Consejo Mexicano de Derecho Ambiental (Gustavo Alanís) le entregó a Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional, sobre el proyecto gubernamental de construir el Aeropuerto en la Riviera Maya (ARM).

En el informe queda claro que para salvarse la regulación se ha segmentado el proyecto, con el fin de que el impacto ambiental no sea evaluado de manera conjunta sino por cachitos y de esa forma dispersan resultados, además de que algunos criterios del Programa de Ordenamiento Ecológico Local del Municipio de Solidaridad fueron omitidos en la Autorización de Impacto Ambiental de uno de los caminos que conducirá al aeropuerto, entre otros los relacionados con plantas de tratamiento, manejo de lodos en  plantas de tratamiento, relleno y sitio de confinamiento de RP estabilizados, franja verde de 20% para evitar la fragmentación de ecosistemas, conservar individuos arbóreos y palmares originales y nativos y un programa de reforestación de hasta mil 500 ejemplares por hectárea. Es evidente que el ARM se la verá tan negra como en su momento la ampliación del Puerto de Veracruz, porque los grupos ambientalistas ya están curados de espanto y saben cómo se las gastan localmente para darle valor a los terrenos del aeropuerto.

Los adversarios de Alejandra Barrales en el DF encontraron oro molido en la cercana relación que tuvo la ex dirigente sindical con Eduardo Pérez Anaya, uno de los tres sobrecargos detenidos en el aeropuerto de Madrid por transportar cocaína. Este personaje fue después presidente de la Comisión de Hacienda en ASSA con Barrales y con quien siempre guardó una estupenda relación. Barrales ha preferido desconocer a su antigua mano derecha para no salir salpicada en este penoso asunto, ya que esto afectaría sus aspiraciones a la Jefatura de Gobierno de la ciudad. De hecho, el deslinde de Juan Molinar respecto a la forma en que se introdujo la droga a la zona estéril del aeropuerto capitalino muestra que se busca eludir la responsabilidad del AICM, de Héctor Vázquez, porque sobre él, no sobre las aerolíneas, recae todo el tema de seguridad y coordinación con policías.