Dos mexicanos rescatan el Museo Alameda de San Antonio

Después de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, las autoridades de este país se vieron en la necesidad de implementar serios programas de seguridad aplicados a todo aquel que intentara ingresar a territorio estadunidense y como consecuencia se vio disminuido el ingreso de turistas. Ahora, han desarrollado un proyecto para atraer viajeros a este país. Por ende, si van a San Antonio, les sugiero que visiten el Museo Alameda. ¡Portentoso! Este sitio tiene su propia historia que empezó por iniciativa del Tano Lucchese en 1949. Tano es considerado como el legendario hombre de negocios de San Antonio, Texas, y entre sus inquietudes surgió la idea de construir el Palacio del Entretenimiento más grande de EU, sobre todo, dedicado al cine en español. En ese entonces, Tano Lucchese dijo: “La Alameda será un símbolo permanente de la buena fe y el entendimiento entre los países de América Latina y de Estados Unidos para compartir y reconocer ambas culturas que son diferentes”.

El concepto se hizo realidad y en este palacio de La Alameda, se exhibieron películas de la llamada época de oro del cine mexicano protagonizadas por Pedro Infante, Cantinflas, María Félix y de artistas como Vicente Fernández. Fue toda una etapa que dejó huella porque fue un espacio que permitió conocer más de dos sociedades distintas en cultura e idioma; además, transformó en todo un símbolo el tema de relaciones bilaterales y en el año de 1949 el teatro fue galardonado como el más destacado de Estados Unidos.

Sin embargo, todo tiene un principio y un fin, el palacio se fue deteriorando por falta de atención de quienes lo administraban quedando casi en una ruina. Al ver las condiciones en que se encontraba el icono del entretenimiento, en 1991 un grupo de visionarios de San Antonio inició un proyecto con la propuesta de hacer renacer el Teatro Alameda, por considerarse patrimonio cultural de la nación. La ciudad de San Antonio apoyó la visión mediante la donación de las propiedades históricas y con una contribución económica para la campaña de reconstrucción.

La motivación fue creciendo y lograron la participación de la Fundación AT&T de Ford Motor Company, que contribuyó con el financiamiento para la recuperación del Alameda y lo transformó en museo. Michael Herman, del Smithsonian Institution, viajó a San Antonio en 1996 para designar al Museo Alameda como el primer afiliado oficial de la organización Smithsonian que se ubica fuera de la capital de Washington, DC. En el mes de mayo de ese mismo año, el entonces gobernador de Texas, George W. Bush firmó la resolución conjunta de la legislatura de Texas y es así como se creó de manera oficial el Museo Alameda. Posteriormente, Michael Kaiser, del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, anunció una alianza con el Teatro Alameda y de esta forma adquirió la imagen de un centro nacional para las artes y cultura latinas. El sueño de Tano Lucchese se cumplió.

A partir del mes de abril de 2007, el Museo Alameda abrió sus puertas como el primer Museo Smithsonian afiliado en el mundo. En los últimos cinco ha sido sede de 29 exposiciones con obras de Frida Kahlo y Guayasamín, así como de artistas originarios de San Antonio; además, el museo ha expuesto colecciones prestadas del Museo Nacional de Arte Mexicano, del Museo de Arte Contemporáneo, Museo Soumaya, Los Ángeles County Museum y del Smithsonian Institution.

Después de algunos meses de crisis administrativa, económica y de baja presencia por parte del público, tuvieron que hacer un reajuste para evitar el cierre del museo. Rolando Pablos fue nombrado como presidente del Consejo de Administración, y
Guillermo Hoyos quedó como director ejecutivo, quien heredó una deuda de 2.5 millones de dólares. Ambos buscaron obtener a préstamo la colección de arte de la época de la Revolución Mexicana, Revolución y Renacimiento: México y San Antonio 1910-2010 y lograron la reapertura el 20 de noviembre de 2010. Esta exposición ha sido permanente, de gran impacto que eestará hasta el mes de julio de 2012.
Ahora, las estadísticas indican un ingreso mensual al Museo Alameda de cinco mil personas. Sí, quintuplicaron el número de visitantes que tienen la experiencia de acercarse al arte, la lectura y a los programas educacionales. El nuevo modelo implantado por dos mexicanos, Rolando y Guillermo, cuyas estrategias han tenido gran éxito, porque han logrado estabilizar la situación económica del Museo Alameda con buenos resultados con la innovación que se ha desarrollado.

Creatividad que vale
millones de dólares

Quienes saben utilizar la creatividad, se han dado cuenta de que únicamente se requiere tomar decisiones para satisfacer las necesidades del consumidor. Por supuesto que el talento es la herramienta que ocupa los primeros lugares. Tal es el caso del escocés Pete Cashmore, quien con tan sólo 19 años de edad se ha colocado entre los millonarios creativos de la Red. A Pete también se le conoce como El Brad Pitt de internet. No es que sea un artista de Hollywood, sino que se le ocurrió inventar un blog con información de lo más nuevo en tecnología, internet y redes sociales. Su trabajo llamó la atención de una de las empresas más importantes de comunicación como lo es CNN. Esta poderosa cadena de noticias hizo la oferta de 200 millones de dólares a Cashmore para quedarse con su creación conocida como Mashable. Esta jugosa oferta ha puesto a pensar a Pete, porque lo que para él fue sólo una fantasía, ahora lo ha puesto entre los 25 talentos más productivos y prometedores de la red, de acuerdo a la revista Forbes, que así lo calificó en 2009. A pesar del éxito, el joven Cashmore se ha manejado con un bajo perfil, pero su trabajo se ha hecho necesario para quienes desean estar bien informados acerca de lo nuevo en tecnología. Aún no se ha confirmado la operación, al momento de escribir estas líneas, entre CNN y Pete Cashmore, quien tiene en su imperio un equipo integrado únicamente por 40 personas para persuadir a 12 millones de usuarios mensualmente; a esto hay que sumar a cuatro millones de usuarios que recomiendan Mashable por la forma en cómo cubre información relacionada con la tecnología, medios de comunicación y la cotización de la Bolsa, a través de las diversas redes sociales que existen actualmente en el mercado. La presencia de Cashmore se ha dejado ver en algunas fiestas y las mujeres que lo han visto se han quedado sorprendidas porque este joven no se ha integrado a la fila de las estrellas de Hollywood. Pete ha desmentido los rumores acerca del acercamiento de CNN para adquirir su invento. “Cuando el río suena es porque piedras (dinero) lleva”.

La fortuna de Berlusconi

Ya no tiene poder político, pero si poder económico. Y es que la fortuna de Silvio Berlusconi ha sido valuada en siete mil 800 millones de dólares. La vida de Berlusconi –a pesar de la política y las velinas– se ha distinguido por la serie de escándalos que ha generado él mismo, y a esto le agregaría la reciente adquisición de un palacio en la zona de Lombardía, en Italia. La compra de la mansión (cuenta con 146 kilómetros cuadrados) es lo de menos, ¡sino a quién se la compró! El vendedor fue Marcello Dell’Utri, senador del partido El Pueblo de la Libertad y fundador de Forza Italia, quien fue condenado en 2010 a siete años de cárcel por colaborar con la mafia al compartir algunos asuntos con la Cosa Nostra (ojo: nos me refiero al feudo culinario de Marc Pariente, ubicado en Polanco). Días después fue anulada la sentencia. Berlusconi y Marcello hicieron el gran negocio. Silvio es todo un experto porque sin duda sabe lo que adquiere y con la Villa Comalcione lo reafirma. La policía, por su parte, observó que el negocio tenía una apariencia turbia porque Berlusconi regaló ocho millones de euros a Dell’Utri. Pero el hábil Marcello dijo que ese dinero fue un préstamo de Silvio para destinarlo en trabajos de reparación de la mansión y, posteriormente, venderla. Este palacio consta de 30 habitaciones, cancha de tenis, un embarcadero y bellas panorámicas. Son lujos de Silvio Berlusconi que lo siguen colocando en el ojo del huracán. Y hasta la próxima, ¡abur!