Enrique Castillo-Pesado

Ficción financiera

Enrique Castillo-Pesado

1 Sep, 2012

Wall Street ve la eventualidad de Italia o de España “saliendo del euro” como algo remoto

Por supuesto que existen los nervios en Wall Street. Ellos ven la eventualidad de España/Italia “saliendo del euro” como algo ¿remoto? Otra cosa distinta es que alguno de ellos tenga que acabar solicitando un rescate, como hicieron Portugal e Irlanda. Pero en el caso de Grecia hay dos bandos claros. En un lado está Citigroup, que habla ya de 90% de posibilidad de que eso suceda en 2013. En el otro está Goldman Sachs, que lo considera fuera de lugar y apuesta por un repunte de la moneda europea. Las elecciones griegas en junio fueron una especie de banco de pruebas para afinar los planes de contingencia de los grandes titanes del sector financiero. Se crearon equipos especiales en los despachos en Nueva York, Londres y otras capitales europeas para responder a tiempo y no cometer los errores que se sucedieron durante el colapso de Lehman Brothers.

Pase lo que pase con Grecia, lo cierto es que los grandes bancos estadunidenses llevan dos años tomando medidas para hacer frente a la inestabilidad en Europa y limitando sus posiciones. De hecho, parte de la debilidad del euro se debe a que las empresas que operan en la zona estarían cambiando parte de sus activos en euros a dólares como parte de sus “planes de contingencia”.

Problema financiero y legal

Que una economía pequeña como Grecia acabe abandonando el euro es motivo suficiente para poner nerviosos a los operadores de Wall Street y sus clientes. Se trata de un problema financiero y también legal a la hora de lidiar con el cambio de divisa en los contratos existentes, como señalan desde Allianz. Es lo que trata de anticipar Procter & Gamble, una de las empresas que han anunciado públicamente sus medidas; JPMorgan Chase, el mayor banco por activos de Estados Unidos, es la primera gran entidad en hablar de planes de contingencia para los bonos de cualquier país del euro, para así evitar problemas adicionales.

Sus responsables en Londres explican que “la probabilidad de que un miembro abandone el euro ya no es cero”, y por eso cree que deben establecer un protocolo que sirva de guía. Esta acción se basa en una encuesta interna según la cual 30% de sus clientes cree que Grecia saldrá del euro este año y 5% predice incluso que podría ser el caso también de una economía grande el que viene. “Si sucediera”, indican en la entidad, “tenemos que estar listos para segregar los activos, ponerlos en diferentes cuentas e identificarlos en el menor tiempo posible”. Hay bastante resistencia por lo general a la hora de hablar en público de planes de contingencia ante el dilema que plantea la ruptura del euro, sobre lo que se hará si se suspende la cotización de un valor o de un bono, sobre las medidas de emergencia que se adopten o los controles en el flujo de los capitales. Y lo mismo que vale para los bancos, vale para los gestores de fondos.

¿Abordan cuestiones superficiales?

El sector financiero suele afrontar este tipo de situaciones con más margen de tiempo, porque son los propios reguladores, como la Reserva Federal, quienes les obligan a planificar. Las empresas van más retrasadas. Las consultoras Ernst & Young y KPMG creen que se está abordando la cuestión de una manera muy superficial (¿volvemos a la ficción financiera como lo señalo yo?) y están por eso celebrando seminarios. En cualquier caso, escribir ya el obituario del euro, como coinciden desde Goldman Sachs y JPMorgan, es prematuro. Y dan una explicación técnica para apoyar su idea: nada de lo que está sucediendo en el mercado de capitales es suficiente para llegar al punto de no retorno y puede resolverse fácilmente. Es su manera de decir que el Banco Central Europeo cuenta con margen para zanjar la cuestión (¿?).

¿Otro golpe a la City?

Benjamin Lawsky es un viejo conocido en los círculos judiciales neoyorquinos y hasta parte de su familia tuvo amistad hace dé  cadas con el banquero mexicano Aníbal Iturbide. Lawsky era el estratega de Andrew Cuomo, cuando el actual gobernador del estado de Nueva York ejercía como fiscal general. En mayo de 2011, le puso al frente de una nueva agencia encargada de supervisar las actividades de cuatro mil 400 entidades financieras, locales y extranjeras con activos por valor de 6.2 billones de dólares. Era, por tanto, una cuestión de tiempo que diera un golpe de efecto para dar notoriedad a su trabajo. Esta semana, Lawsky acusó a la británica Standard Chartered de saltarse el régimen de sanciones con Irán al realizar durante una década 60 mil transacciones secretas por un valor de 250 mil millones. Y amenaza con retirarle la licencia que le permite operar en Estados Unidos.

El caso supone un nuevo mazazo a la imagen de Peter Sands, consejero delegado de StanChart, quien insiste en que no hay base para ese extremo y considera que las alegaciones del Departamento de Servicios Financieros son “desproporcionadas” y el proceso inconsistente con investigaciones similares. Y reveló que llevaba un año en discusiones con Washington para tratar de aclarar y dar carpetazo al asunto. De hecho, la acción de Lawsky no sentó bien en la capital norteamericana. La maniobra de Lawsky está siendo muy criticada en Reino Unido, donde no ganan para disgustos en la City. No hace ni un mes que el regulador en EU multó a Barclays con 360 millones por manipular el tipo que se aplica a los préstamos entre bancos (Libor). Londres también le sancionó. Unos días antes un informe del Senado norteamericano acusó a HSBC de participar “en labores de lavado de dinero por parte de los cárteles de la droga en México y del tráfico de armas”.

Predominio de Nueva York

El laborista John Mann teme que haya una actitud antibritánica por parte de reguladores y políticos estadunidenses, para reformar el predominio de Nueva York como capital financiera. Amenaza que también ve el alcalde londinense, Boris Jonson. Y, en cierta medida, es el propósito que se fijó Andrew Cuomo cuando se hizo con el puesto de gobernador para reforzar la región tras la hecatombe de Lehman Brothers. Ante el riesgo de que se mine la relación con Londres, los reguladores en Washington intentan coordinar la acción con Nueva York antes de la audiencia prevista con la entidad. Se especula con que la sanción podría llegar a 700 millones, por encima de los 619 millones que se impuso al holandés ING en una investigación similar. Está por ver si StanChat utiliza la descoordinación entre los reguladores como argumento para ¡rebajarla!

¿Poderoso y controvertido Barclays Capital?

Es bueno siempre empezar de nuevo. Por fin Barclays dio buenas noticias. El banco británico dijo que había elegido a David Walter para ser el próximo presidente de su Consejo de Administración, en sustitución de Marcus Agius. Tras un verano desastroso en el que los reguladores sacaron a la luz los intentos por parte de este banco para manipular el Libor, dan sólidos pasos hacia la restauración de su maltrecha reputación. Además, sumó a Antony Jenkins, como su nuevo presidente ejecutivo, que a su vez sustituye a Bob Diamond, quien, al igual que Agius, también dimitió por el escándalo del tipo de interés interbancario de Londres.

¿Dejará atrás la turba?

El mayor inconveniente es la edad (¿volvemos a lo mismo?) de Walter. A sus 72 años, lo más seguro es que no se quede después del mandato inicial de tres años. Pero sí puede reposicionar Barclays y nombrar a la persona adecuada para que guíe al banco hasta que éste deje atrás la turbia época de Diamond, es muy posible que el banco llegue a la conclusión de que no lo necesita más tiempo. ¿Cuál es la opinión de usted? La mía, ¡vivimos el mundo al revés! Y hasta la próxima, ¡abur!