Enrique Castillo-Pesado

Ficción financiera

Enrique Castillo-Pesado

16 Feb, 2013

El Tesoro hispano mejora; cuesta 115 mmdp la inseguridad a firmas; Buffett sermonea a otros ricos, y una Francia orgullosa de su grandeur.

Finalmente, el Tesoro español está mejorando sus condiciones de financiación en las subastas. Al menos por el momento, la desaparición de la peor de las amenazas derivadas del abismo fiscal de EU ha sido saludada de forma inequívocamente positiva por los mercados financieros. A este clima favorable ha contribuido la relajación por el Comité de Supervivencia Bancaria de Basilea, del calendario de algunas de las nuevas regulaciones sobre liquidez de los bancos. Todo ello en un enfoque más relajado de los bancos centrales del orbe y, más concretamente, con el compromiso del BCE de atender a los gobiernos que lo soliciten con su nuevo programa de intervención en los mercados de la deuda pública.

Los tipos de interés de la deuda pública se redujeron, al tiempo que los inversionistas extranjeros parecen renovar su interés por las atractivas remuneraciones que ofrecen los títulos públicos españoles. Esto ya lo había comentado José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE. De continuar esta situación, puede contribuir a suavizar el impacto que la carga de intereses tiene en las cuentas públicas españolas y a favorecer la apertura de los mercados a los prestatarios españoles. Pero el problema es que esa continuidad no está garantizada. O sea, cualquier reversión del clima internacional puede volver a alimentar la aversión hacia las economías periféricas de la eurozona. En lo esencial, la situación económica y política de esas economías —y en particular la de España— continúa siendo vulnerable.

Y claro: en la estrategia de financiación para 2013, el tesoro dio a conocer que necesitará captar entre 215 mil y 230 mil millones de euros (en 2012, fueron 250 mil millones los emitidos). España necesita reducir el tipo medio de interés. Por ende, no conviene descartar la necesidad de negociar la asistencia que el BCE ofreció hace unos meses. Aunque la urgencia no es la de los últimos meses, actuaría como una garantía y no debería sumar más exigencias de ajuste presupuestario que las que incorporan los presupuestos generales de 2013. De lo contrario, la exposición a tensiones externas e internas, continuará manteniendo la financiación privada y pública en una situación de costosa interinidad.

Un millón 389 mil empresas, víctimas de la inseguridad

Adrián Franco, director general de Estadísticas de Gobierno, Seguridad Pública y Justicia del INEGI, apuntó que el nivel de delitos no denunciados o que no derivaron en averiguación previa fue de 88.1%, lo que se considera como cifra negra. El costo total de la delincuencia para las firmas que operan en México es de 115.2 millones de pesos. Este dato lo proporcionó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Por supuesto, con la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas, cada una de las unidades económicas que sufrió un incidente delictivo registró un impacto económico de 56 mil 774 pesos.

Y claro, Franco puntualizó que en 2012 un millón 389 mil empresas fueron víctimas de la inseguridad, cifra que representa 37.4% de las más de tres millones 717 mil unidades económicas. La encuesta que se aplicó al sector privado estima que el año pasado se generaron más de cuatro millones 324 mil delitos, que significa que cada firma registró 3.1 incidentes. Y le informo, estimado lector, que los delitos de mayor incidencia en las empresas son los actos de corrupción (¡qué raro, ¿no?!) con 24.7 por ciento. Le sigue el robo o asalto a mercancías, insumos, dinero o bienes, con 22.6 por ciento. La extorsión se ubica en el tercer peldaño con 11.5%, mientras que el “robo hormiga” está en la cuarta posición con 11.9 por ciento. Y según el propio Franco, el secuestro y el homicidio en el sector empresarial reportaron cifras tan bajas que no resultaron ¿representativas?

Las empresas grandes fueron las más afectadas, ya que 63.1% fue víctima de algún delito. Por otro lado, las firmas medianas sufrieron este fenómeno en 62.5 por ciento. Y las pequeñas, 57.8%, y las micro resultaron afectadas con 36.3%, en 2011.

Por último, Adrián Franco subrayó que conforme a los resultados, en 2011 se denunciaron sólo 14% de los delitos, de los cuales 84.6% llevó al inicio de averiguación previa en el Ministerio Público.

WB defiende que los ricos paguen más ¡impuestos!

La tercera fortuna del globo terráqueo (dicen que cayó al cuarto lugar), Warren Buffett, defiende que los empresarios y hombres millonarios, ¡paguen más impuestos que nadie! Él se toma todo con mucha calma, a su ritmo. No le gusta ir de flor en flor. O sea, le molesta ser especulador. Su estrategia es más bien ser leal a acciones de empresas made in Estados Unidos que perdurarán. Y comentan que al oráculo de Omaha se le ve en forma a sus 82 años, y eso que durante el verano fue sometido a un intenso tratamiento para combatir un cáncer de próstata que le detectaron en una fase incipiente. Estos días está metido en la promoción del último libro que le tiene como protagonista. Se trata de una recopilación de artículos que se han ido escribiendo sobre su persona en Fortune, editada por su amiga Carol Loomis.

Para muchos, el tercer hombre más rico del mundo, según Forbes, es actualmente la voz de la conciencia de los más pudientes. Acepta que subir los impuestos a los que ganan más no tendrá un efecto mayor —of course— en el mercado laboral en un país donde existe una tasa de paro que ronda 8%. ¡Es una tragedia! Su forma de invertir no cambió con el tiempo. Tampoco sus gustos. Buffett tiene debilidad por la Coca-Cola con sabor a cereza. Hay quien se pregunta en Wall Street si la compañía de Atlanta la sigue vendiendo sólo para tener contento a uno de sus accionistas. También le fascina el helado de vainilla. Su dieta es básica, como su estilo de vida, modesto, aunque no tenga siempre a su disposición (como Jaime Camil padre) los aviones privados de otra de las compañías que tiene en su cartera de inversión, NetJets.

Otro libro sobre su figura, Buffett: The Making of an American Capitalist, de Roger Lowenstein, recapitulaba algunos de sus hits ahorrativos. Cuando su primer hijo nació, transformó el cajón en una cómoda de Moisés. Para el segundo tomó prestada una cuna. Condujo un viejo Escarabajo hasta que su difunta esposa le convenció de que daba “mala imagen” a un hombre de su posición y lo cambió por un Cadillac. Por no cambiar, vive en la primera casa que compró junto a su mujer en 1958. Buffett es disciplinado.

Su estrategia es aguantar la inversión el máximo tiempo posible, una filosofía heredada de Ben Graham. Sin embargo, es contrario a tener un auto o un avión en propiedad, porque pierde valor. El éxito del oráculo de Omaha es muy difícil de emular en un mundo que busca el beneficio a corto plazo y en el que esto de invertir es un hobby de las rentas más altas. ¿Pensarán igual que él personajes como Bill Gates, Carlos Slim, Amancio Ortega, Miguel Alemán Velasco, María Asunción Aramburuzabala, Alberto Baillères, Carlos Fernández, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, Lorenzo Zambrano, etcétera?

Depardieu pagó 145 millones de euros al fisco

En 45 años de carrera ha pagado 145 millones de euros al fisco francés. Eso significa que a Gerard Depardieu, que comenzó a trabajar a los 14 años en una imprenta y fue mozo de almacén antes de ser actor, le ha ido bien en la vida. Ha cosechado fama y fortuna y ha representado como nadie a personajes como Cyrano de Bergerac, Obélix, Danton y el conde de Montecristo, el espíritu de una Francia orgullosa de su grandeur.

Pero alguien tan ruidoso como Depardieu, protagonista de 170 filmes, no puede —bueno, ya se fue— irse sin estruendo a Rusia. Se molestó mucho con François Hollande, quien se propuso gravar con 75% las rentas superiores a un millón de euros. Sólo en 2012 el actor pagó 85% en impuestos, cifra elevadísima. Y un buen tip para multimillonarios mexicanos: Depardieu puso a la venta por 50 millones de euros su palacete de París. ¿También se irá Brigitte Bardot a Moscú? Y hasta la próxima, ¡abur!