Enrique Castillo-Pesado

Ficción financiera

Enrique Castillo-Pesado

25 May, 2013

Stiglitz y El Precio de la Desigualdad; Banamex y su tarjeta global; las sugerencias (“en salud”) de Giuliani, y Videgaray y las reformas

Usted se quedará atónito con esta frase: “¡El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita!” Sí, palabras de Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía.

Cuando leí los primeros capítulos de su último libro, entendí muy bien que 1% de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores doctores y el óptimo nivel de vida, pero existe una situación que el dinero no puede comprar: el entendimiento de que su inmediato destino está fusionado a cómo vive el otro 99%. Sé que a lo largo de la historia –y lo hablé profundamente con el político Martín Olavarrieta, ahora en el equipo de la Secretaría de Relaciones Exteriores–, esto es algo que esa minoría sólo ha logrado entender, ¡cuando ya era demasiado tarde!

¿Quién no ha entendido que las consecuencias de la desigualdad son conocidas: altos índices de criminalidad, múltiples problemas de salud, menores niveles de educación, de cohesión social y, sobre todo, ¡de esperanza de vida! Pero ¿cuáles son sus causas, por qué está –y continuará– creciendo (¡la ficción financiera!) con insólita rapidez y cuáles son sus efectos y resultados sobre la economía actual y la del corto futuro? El precio de la desigualdad proporciona las esperadas respuestas a estas apremiantes cuestiones en una de las más brillantes aportaciones de un destacado economista “al debate público de los últimos años.”

El imperio de la ley

Este célebre premio Nobel de Economía 2001, asesor económico del gobierno de Bill Clinton, sabe mostrar cómo los mercados por sí solos no son eficientes ni estables ni tienden a sumar la riqueza en manos de unos pocos, más que a promover la llamada competencia. Los textos de Stiglitz revelan además cómo las políticas de gobiernos e instituciones son propensas a acentuar esta tendencia, influyendo sobre los mercados en modos que dan ventaja a los millonarios frente al resto de los mortales.

“La democracia y el imperio de la ley se ven a su vez debilitados por la cada vez mayor concentración del poder en manos de los más privilegiados”, apunta Joseph E. Stiglitz. El libro se lo recomiendo a Luis Videgaray, secretario de Hacienda, porque constituye una aguda y contundente crítica a las idas del libre mercado y a la dirección que Estados Unidos (¿nuestro godfather?) y muchas otras sociedades han tomado durante los últimos 30 años, demostrando por qué no es sólo injusta sino además insensata. Stiglitz ofrece –con sus rotundos y profundos textos– ¿esperanza? En la forma de un concreto conjunto de reformas que contribuirían a crear una sociedad más justa y equitativa, además de una sociedad más sólida y estable.

O sea, este singular catedrático de la Universidad de Columbia (EU), tras una intensa carrera académica como profesor en prestigiadas universidades como Oxford, Yale y Stanford, ha sido también vicepresidente del Banco Mundial.

Stiglitz también ha publicado Los felices noventa (Taurus, 2003), Cómo hacer que funciones la globalización (Taurus, 2006), Comercio justo para todos (Taurus, 2007), La guerra de los tres billones de dólares (Taurus, 2008) y Caída libre (Taurus, 2010). Este último libro me recuerda a lo que uno lee en Apocalipsis (Nuevo Testamento) y a lo que dice Timoteo (también NT). ¡El peor enemigo del hombre es el hombre mismo! Tanto a Carstens, Videgaray, Guillermo Ortiz, etcétera, además de banqueros, empresarios u otros grandes inversionistas, si no han leído los libros de Stiglitz, ¡entrarán en un pozo cenagoso! ¿O no? Tiempo al tiempo.

¿La primera tarjeta global?

Aseguran que en el primer año de operación de Citi Prestige, Banamex prevé colocar 20 mil tarjetas. Todo se enfoca en el mercado de mayores ingresos. Banamex, Citi y Master Card acaban de presentar su primera tarjeta de crédito global, para clientes del banco cuyo consumo internacional sea de 40% de su consumo total, y realicen viajes internacionales (¡aunque sea a Belice o Guatemala!) “por cuestiones de trabajo o por motivos familiares”. Sé que la tarjeta cubre amplias necesidades del sector de más altos ingresos de la población mexicana y, por supuesto, será exclusiva para los clientes de banca patrimonial y privada de Banamex. ¡y ya suman 80 mil clientes!

Jaime Larrea, director ejecutivo de Banca Privada y Patrimonial, indicó que durante el primer año en el mercado de este “novísimo producto” se prevé una colocación de 20 mil tarjetas. Por otra parte, Edgardo del Rincón confesó que “Citi Prestige complementa perfectamente nuestra oferta de productos y servicios para el segmento Premium en nuestro país, que dispone ya de Citi Beyond para el segmento más alto (a lo que se refería Stiglitz en la primera parte de esta entrega).

Citi Prestige para el segmento B y los viajeros más frecuentes del segmento A. Ahora destacó que Banamex, en colaboración con las filiales de Malasia, Singapur, Hong Kon y Estados Unidos, diseñaron los ¿beneficios? de la tarjeta global, que entre sus ventajas tienen una atención personalizada. ¡Faltaba más!

“Los clientes de Citi Prestige tienen a su disposición el servicio de un concierge, que en sus viajes los asesorará sobre servicios de renta de autos, reservaciones en restaurantes y hoteles, eventos especiales, etcétera”, añadió Antonio Junco, director general de MasterCard Worlwide para México y Centroamérica. Junco informa que “el primer requerimiento del segmento de clientes Prestige es la aceptación en cualquier parte del globo terráqueo, algo que ya tienen con este producto, además de exclusividad, trato preferencial y servicios diferenciados”.

Giuliani: “Se deben ofrecer incentivos en seguros de salud”

México, como el resto de los países del mundo, leería migrar hacia un sistema de salud privado, que promueva la competencia y permita a la población (¿y los que no cuentan con economía de ningún tipo?) contar con servicios de calidad a mejores precios. Y volvemos a lo mismo: en México existen más de 30 millones de personas que viven en ¡pobreza extrema! Y el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, espera –y está seguro de ello– que “si hay más gente cubierta por seguros privados, éstas empresas tienen mejores incentivos, lo que es bueno para Estados Unidos y ¿todos los países?, es tener una dependencia mayor en el seguro privado”.

Lo anterior suena muy bonito, pero la gente ya no confía mucho en los seguros (si nos referimos a México), porque ya sabemos qué pasa cuando alguien se muere o tiene un accidente o le roban el automóvil, etcétera. Muchos sufren las de Caín para poder aplicar el seguro y si no tienen dinero para pagar por adelanto operaciones o curaciones, qué hacen. Los seguros se hacen los desentendidos y hay que darles caza, ¿o no?

En el punto en el que sí estoy de acuerdo con Giuliani es en el que la actual administración estadunidense buscó ampliar el servicio de salud gratuito para la población más pobre, pero existe una alta población que no es pobre pero tampoco tienen cobertura de salud y podrán adquirir un seguro médico que, por lo general, es carísimo. Opino también que se les debe brindar incentivos para que compren su seguro médico e incluso subsidios para ello. “Si hay más gente cubierta por seguros privados, éstas empresas tienen mejores incentivos, y esto a su vez generará una ciudadanía más sana. También le preguntaría al señor Giuliani cómo en Inglaterra el Estado sí brinda un servicio gratuito de salud a sus habitantes y visitantes. ¡Y es de primera, sin costo alguno!

Incentivo a la formalidad

Luis Videgaray profundizó en el tema de las reformas y apuntó que “las próximas iniciativas que presentará el gobierno, a partir del Pacto por México (en materia financiera y hacendaria), darán los incentivos para incrementar la formalidad en la República Mexicana”. Se sabe que en los últimos diez años la tendencia en la generación de empleos es que seis de cada diez son informales, con lo cual carecen de seguridad social, lo que afecta sensiblemente la productividad.

Por ende, las reformas representan un reto grande, pero también una gran oportunidad. De esa forma, se elevará nuestro crecimiento y, sobre todo, la calidad de vida de nuestros compatriotas “a través de mejores salarios reales”. Ojalá se logre una mayor formalidad del trabajo en la economía. Y claro, hablando de la reforma hacendaria, Videgaray subrayó que “uno de los objetivos esenciales será la creación de incentivos ad hoc para la formalidad y para la migración de empleos y empresas que están en el ámbito de la informalidad”. Sé que también realizarán una revisión intensa de los programas sociales. Y hasta la próxima, ¡abur!