Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

19 Ago, 2013

Por hacer las reformas se olvidan de la economía

La reforma energética ya se encuentra en la esquina del ring y en unos días más, a la otra esquina llegará la reforma fiscal.

Es probable que por ello el equipo gubernamental se haya olvidado de la más importante promesa de campaña en el área económica: lograr un crecimiento de 5% anual.

Se observa, es cierto, una saludable obsesión por reformas estructurales indispensables y necesarias, que producirán resultados en el mediano y largo plazos; pero al día de hoy, la economía está casi detenida con un crecimiento de sólo 0.8% en los primeros tres meses del año.

Cuando menos en su primer año, este gobierno se apunta para seguir el decepcionante historial de crecimiento económico de los últimos 20 años: poco más de 2% en la primera década; poco menos de esa misma cifra en la segunda.

Hay razones para que eso suceda: el motor externo de la economía mexicana redujo su velocidad ante la recesión de Estados Unidos y la aún frenada economía europea.

Por eso en el primer trimestre del año las exportaciones mexicanas hacia el norte sólo crecieron 4.9% contra tasas superiores a 10% antes de la crisis financiera internacional  y se cayeron 4.4% hacia otros mercados.

Se acepta que el motor externo no funciona lo bien que desearíamos y por eso la economía mexicana crece tan poco.

Pero, ¿y el motor interno?

Necesita reparaciones de fondo y esas son las reformas estructurales.

Pero debido a que así lo planearon o porque aún  no saben dónde están los pedales, le metieron el freno en serio al gasto público, con lo que encendieron las luces de stop y el sector privado frenó también.

En los primeros tres meses del año el freno estaba hasta el fondo y el gasto presupuestario fue 11% menos y la inversión física del gobierno cayó 6.9% respecto al mismo periodo del año pasado; cuando se dieron cuenta aflojaron el pie, pero no evitaron que en el primer semestre el gasto programable aún esté 4.5% abajo y la inversión física 6.7%, respecto a los primeros seis meses del año pasado.

¿El resultado? Un lamentable crecimiento de sólo 0.8% en el primer trimestre y la caída en los pronósticos para el presente año a algo así como 2.5 por ciento.

Tanto Banco de México (Banxico) como los principales analistas privados ya pronostican que en el peor de los casos la economía crecerá 2.2% y en el mejor, 2.5% en 2013; muy lejos de la meta de 5% que quiere el presidente Peña Nieto.

Está claro que una de las causas de la poca actividad económica en México es culpa de un ambiente internacional cuasirrecesivo.

Pero también hay culpa en lo interno donde ni siquiera se ha mencionado una medida contracíclica para hacer frente al problema; al contrario, la Secretaría de Hacienda metió el freno hasta el fondo.

Nadie esperaba que México pasara de un crecimiento de 3.9% en 2012 a uno de 5% en este año, pero sí que los cambios estructurales planteados —reformas de telecomunicaciones, energética y fiscal— se acompañaran de medidas de corto plazo que fueran estimulando la economía.

Como no ha sido así, este año la economía crecerá entre 2% y 2.5% y el año que entra, poco más de tres por ciento.

Se alcanzará el 5%, posiblemente, si las reformas son razonablemente de fondo, si la economía mundial reacciona, si y muchos si más, en tres o cuatro años. Es decir, cuando el presidente Peña Nieto esté casi dejando el poder.

Pero no quieren o no saben cómo actuar hoy.

Hasta el próximo lunes, con nuevas…

Perspectivas.