Enrique Castillo-Pesado

Ficción financiera

Enrique Castillo-Pesado

21 Dic, 2013

Disputa entre los accionistas de Repsol o ¿tres tantos para la diplomacia petrolera?; En Los Ángeles, una inolvidable cata con los vinos Vega Sicilia

Otra vez ha habido pelea en la sala de juntas de Repsol. Los directivos del grupo gasista y petrolero aceptaron iniciar las negociaciones con el gobierno de Cristina Fernández viuda de Kirchner sobre la expropiación de sus activos, pero su segundo accionista más importante, la empresa de propiedad estatal mexicana Pemex, votó en contra del equipo de dirección de Repsol (¡bien por Emilio Lozoya, director general!). Y claro, es poco probable que la disputa “tenga un final feliz”.

Pemex posee una participación de 9.4% de Repsol y “es uno de los accionistas más antiguos”. La última vez que se enfrentó a Antonio Brufau, presidente de Repsol, fue en 2011,  cuando se asoció con Sacyr, otro importante inversor en Repsol, para controlar casi 30% de la empresa. El pacto se disolvió más adelante, y Pemex aceptó apoyar a la directiva. Pero su nuevo consejero delegado, Emilio Lozoya, criticó públicamente la trayectoria de Brufau a principios del mes pasado en México.

Los mexicanos no estaban contentos con la incapacidad de Brufau

Pemex afirma que los elevados sueldos de Brufau (¿algún parangón con lo que ganan diputados y senadores mexicanos, que presumen también los bonos que les otorgan?) no están en consonancia con los de sus homólogos europeos. Es un argumento razonable, pero es verdad en lo que respecta  a la mayoría de los ejecutivos hispanos. También se pregonó que nuestros compatriotas no están contentos con la incapacidad de Brufau para negociar un acuerdo con Argentina después de la expropiación de YPF.

De hecho, a causa de las malas relaciones entre el gobierno argentino y Brufau, el último acuerdo lo tuvieron que negociar los dos principales accionistas de Repsol, Pemex y Caixabank, el ministro de Industria español y otros ejecutivos de Repsol.

¿Pemex querrá hacerse parte de Vaca Muerta?

Puede que las quejas de Pemex estén justificadas en parte, pero las formas son malas. La regañina al consejero delegado de Repsol ante el Congreso mexicano puede difícilmente mejorar las cosas. Algunos creen que podría haber una ¿agenda oculta? Detrás del ataque, y que es posible que Pemex quiera hacerse con una parte de Vaca Muerta, el inmenso campo de esquisto de YPF. Pero eso parece improbable dado que Petróleos Mexicanos necesita encontrar primero una forma de extraer miles de millones de barriles en su propio patio trasero. Y sé muy bien cómo están —y cómo van a estar— las cosas.

¿Mejorarán las perspectivas?

Asimismo, Brufau, que es conocido por tener un carácter fuerte, debería ser capaz  de limar asperezas tanto con Argentina como con México. Es parte de su trabajo. México abrirá pronto el acceso (¡aunque ustedes lo duden!) a sus enormes recursos a las empresas petroleras extranjeras, lo que es una buena oportunidad para Repsol. Caixabank le ha apoyado hasta ahora. Las perspectivas de Repsol están mejorando y está incrementando su producción por encima de las de sus rivales. Pero es posible que el conflicto con Petróleos Mexicanos haya alcanzado el punto de no retorno. ¿Qué sucederá? O bien el consejero delegado, o bien el accionista descontento, podrían tener que enfilar la puerta
de salida.

¿Cuajaron las iniciativas?

Y cuajaron tres iniciativas internacionales de Pemex, que es vital observar en el corto tiempo. La primera, nuestra petrolera y bien podría subrayar que México como país, fue clave para solucionar un diferendo mayúsculo entre España (y su petrolera Repsol) y Argentina (y su conocida compañía YPF). Cristina Kirchner acordó hace unos días pagar a Repsol cinco mil millones de dólares por 51% de las acciones de YPF que le habían sido expropiadas en abril de 2012. Finalmente, Pemex que desea asociarse con YPF para explotar el megayacimiento argentino Vaca Muerta, medió para que Cristina Fernández y Mariano Rajoy ¡llevaran la fiesta en paz!

La ilusión de la escasez

La bodega española Vega Sicilia (una de las más célebres en el mundo de los vinos) alimenta su fama de exclusividad con la producción limitada de sus vinos clásicos mientras crece con sus otras marcas. Pero hoy en día existen buenos conocedores de vinos. Lo mismo se toman una Gran Reserva Vega Sicilia o un Chateau Petrus o un Chateau Cheval Blanc o un Pingus o bien un Casa de Piedra de México.

Sobre una mesa de un restaurante de Los Ángeles (California) donde se celebra una cata de vinos Vega Sicilia hay muchos miles de euros en vino, las botellas alineadas esperan el visto bueno del enólogo de Vega Sicilia, Xavier Ausías. Cómo les hubiera gustado a mis colegas mexicanos Pedro Poncelis, Jean Ives Ferrer, Julio Michaud, Luis Gálvez y Debbie Beard, entre otros, saber que todo el vino que salió un día  de la bodega donde trabaja Ausías, aunque buena parte, muchos años antes de que el naciera. De las 23 botellas de Vega Sicilia Único que se descorcharon en esa reunión, la más antigua era de 1941. Por otro lado, bebimos, bueno, yo sólo caté porque no bebo alcohol, lo que se pudo.

Pero todo lo aportó uno de los coleccionistas que acuden a este tipo de eventos (como los que solía organizar Alejandro Vargas —qepd—  en su casa de las Lomas de Chapultepec-México), reservados a un selecto grupo de aficionados al vino convocados por Bipin Desai, un físico de origen indio, coleccionista y considerado uno de los mayores entendidos de Estados Unidos. Un ejemplo de lo anterior, podría ser nuestro amigo Óscar Mario Beteta, quien llega a los restaurantes, con vinos de su propiedad. Sí, con los vinos que él ama.

Desai dispone y decide quién asiste o no

Los asistentes, de paladar fino y cuenta corriente más que abultada, prueban —en tres días— más de 80 caldos. El evento que tiene lugar a mediados de noviembre y en el que estuve presente, es totalmente privado. Bipin Desai no dijo ni sí ni no cuando le hablaron de que la mexicana Debbie Beard tiene su propio vino Friné. Lo único que dijo fue lo siguiente: “Ya la conoceré porque es una lugar-teniente de Riedel”.

Desai respeta mucho a Julio Iglesias. “Sé que gracias a Pepe Guindi, un sibarita mexicano, que falleció hace más de un año, Julio Iglesias, aprendió de vinos y siempre trae consigo todos los Magnums franceses y españoles que puede en uno de sus aviones Grumman”.

Y tiene razón: Iglesias posee una cava que vale más de 20 millones de dólares, entre las bodegas que tiene en Los Ángeles, Indian Creek —Miami, Punta Cana y España—. ¡Hasta se dio el lujo de ser la imagen del vino Pesquera de España!

La tentación de aumentar la producción

Vega Sicilia está cómoda en este círculo de exclusividad. La mítica bodega de Ribera del Duero, fundada en 1964 supo preservar para sus marcas clásicas (Reserva Especial, Único y Valbuena) ese aire de vino de colección (en lo particular, me tomé muchas botellas —hace algunos años— con Paco Ignacio Taibo I, Piro Pendás; doctor Héctor J. Cámpora, ex presidente de Argentina; José Guindi y Jacobo Zabludovsky, en el restaurante José Luis de México, propiedad —entonces— de un amigo que nos dejó: José Luis Ruiz Salaguren. Con él y con el rey Juan Carlos de España, Alfonso Suárez, Santiago de Santiago, Lucio Blázquez y este columnista, compartimos un excelente Vega Sicilia Único, en Casa Lucio de Cava Baja.

Por último, recordando esa reunión en Los Angeles, Desai explicó los dimes y diretes de los caldos de las bodegas Vega Sicilia y los invitados escuchaban al enólogo Ausías, mientras paladeaban tintos de hace más de 30 años. Piensan, quizá, ¿si se harán con algunas botellas para engordar su colección como si quisieran imitar al periodista mexicano Óscar Mario Beteta? Y hasta la próxima, ¡abur!

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube