Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

15 Mar, 2014

La Cofece y el capitalismo de compadres

En su más reciente número, la revista The Economist aborda el “capitalismo de compadres” e incluso realiza un índice en el que muestra cuáles son los países que más padecen este fenómeno que implica a empresarios con posiciones monopólicas, que hacen negocios gracias a su conexión política y a la influencia que ejercen para hacerse de contratos o determinar legislaciones que les benefician en áreas específicas de la economía. Un ejemplo muy actual es el de Oceanografía, compañía que se benefició de contratos con Pemex gracias a los lazos que logró establecer con el Ejecutivo federal en los dos sexenios anteriores. El capitalismo de compadres también parece encontrarse detrás de las fallas de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, como lo consigna Excélsior hubo lazos familiares que beneficiaron a compañías como ICA.

En el índice realizado por The Economist, México aparece en la posición número siete, precedido por Rusia, Ucrania y Filipinas, entre otros y antes que naciones como India, Argentina y Brasil.

En la misma pieza, el semanario británico destaca cómo hacen falta más Roosevelts, es decir, que imiten al expresidente estadunidense que a principios del siglo pasado desmontó los grandes monopolios, ferroviarios y energéticos que afectaban a la Unión Americana.

Los esfuerzos para frenar monopolios y desincentivar a los empresarios rentistas pasa por crear órganos antimonopolios independientes e institucionales y de hecho el semanario británico destaca los avances de la administración de Enrique Peña Nieto para romper los monopolios en telecomunicaciones.

El Instituto Federal de Telecomunicaciones ha logrado cumplir en tiempo y forma con el objetivo de comenzar a romper las posiciones preponderantes en dicho sector. Además, el organismo ha logrado transmitir de manera eficiente y plural la relación de su quehacer con beneficios tangibles para la sociedad. Con ello el IFT se fortalece.

Su estrategia de comunicación, dando voz a cada uno de los comisionados, transmite su naturaleza colegiada en donde no es una la figura de referencia, sino el conjunto de comisionados y asesores técnicos los que le dan su fortaleza.

En el lado opuesto se encuentra la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), que comunica poco y mal en un momento clave para la sociedad. En las últimas semanas el sector privado ha expresado serias dudas con respecto a algunos aspectos como la definición de los términos  “insumos esenciales” o “concepto de barreras de competencia”. Se teme que esto genere discrecionalidad en la interpretación lo que podría generar criterios con intenciones políticas.

El debate está abierto, pero la sociedad ha escuchado pocos argumentos del órgano antimonopolios que se ha limitado a aclararlos ante  los legisladores y que ha hecho pocos esfuerzos para que la sociedad los entienda.

El riesgo de una comunicación débil implica un órgano alejado de la mente del consumidor y por lo tanto un órgano que se debilitará cuando los agentes económicos afectados, por alguna determinación, llenen la discusión pública con cuestionamientos a la legitimidad de la Cofece, que se volverá reactiva y tendrá que remontar la lejanía que está sembrando con su falta de estrategia. Lo peor sería que dicha lejanía sea la estrategia.

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