Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

29 Mar, 2014

La economía de la creatividad

En los últimos años se ha hablado en el mundo de la economía del conocimiento que implica que la creación de valor se da a través de la utilización de las tecnologías de la información. Un ejemplo típico de una empresa producto de la economía del conocimiento es Facebook, que apenas cumplió diez años y tiene un valor de capitalización de mercado de 154 mil millones de dólares gracias a que se ha convertido en una plataforma que permite conectar a mil 260 millones de personas en el mundo. Otro ejemplo lo ofrece Tesla, empresa de automóviles deportivos eléctricos que debe su modelo de negocios a la capacidad para diseñar un motor eléctrico de alto poder con la utilización de la tecnología. 

Sin embargo, el mundo comienza a dejar atrás la economía del conocimiento y surge un concepto nuevo que es la economía de la creatividad. El postulado del concepto radica en la capacidad de generar valor agregado a servicios existentes y que no necesariamente tienen que ver con la tecnología.

Un ejemplo de ello es Grupo Inditex, la compañía que fundó Amancio Ortega y que es conocida por marcas como Zara, Bershka, etc. El éxito de Inditex radica en la construcción de la marca a través de la mercadotecnia así como hacer asequible el diseño a grandes sectores de clase media. 

El economista y académico de la Universidad de Columbia Xavier Sala-i-Martin considera que es en la economía del conocimiento en donde está el paradigma económico en el siglo XXI y que no se trata únicamente de grandes empresas globales sino también locales que se distinguen de sus competidores a través de los conceptos.

El insumo esencial de la economía de la creatividad es la educación y no únicamente los grados académicos, sino la capacidad de conectar puntos de información y hacerlo de manera creativa para diseñar experiencias de consumo con productos o servicios.

Adicional a la educación resulta importante la generación sistemática de equipos interdisciplinarios que son la base que aumenta las posibilidades de crear ideas innovadoras y diferentes.

Por supuesto los componentes básicos del emprendedurismo, como facilidad para hacer negocios, mercados abiertos, financiamiento, entre otros,  son condiciones casi indispensables para que el conjunto de un país pueda tener una economía creativa. 

Aunque México no cuenta con las mejores condiciones para una economía creativa, hay ejemplos destacados que demuestran que se puede prosperar aunque las condiciones no sean las ideales.

Una de estas empresas es Kidzania, que fundó en 1996 Xavier López y que consiste en crear experiencias de entretenimiento y educación para los niños que juegan a entender y vivir el mundo adulto a su escala. El concepto ha sido tan exitoso que ya hay 15 parques en lugares tan distintos y lejanos como Kuala Lumpur, Lisboa, Ciudad de México o Tokio con un gran potencial de crecimiento. Con Kidzania, López logró crear un concepto único y escalable que se adapta a cualquier lugar y cultura del planeta siendo un ejemplo típico de una firma producto de la economía creativa.

Otro ejemplo es el de Cielito Querido Café, que compite con el poder de un concepto con otra gran empresa de la economía creativa como Starbucks y es que una de las características de la economía creativa y del conocimiento es su dinamismo que implica barreras de entrada muy bajas y, por lo tanto, una intensa competencia.

En el caso de Cielito Querido sus creadores decidieron que su principal activo es el diseño retro, el cual apela a un concepto de identidad mexicana muy tradicional e incluso de confrontación amigable de ahí que un su café de mayor tamaño tiene plasmado en el vaso no se dice venti se dice grande en directo desafió a Starbucks.

La economía creativa requiere de pocos pretextos, mucho cerebro y una orientación a la acción y constituye una clave para un verdadero crecimiento económico para nuestro país.

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