Fausto Barajas

Fausto Barajas

27 May, 2014

La generación profesionalmente perdida en la eurozona

En los últimos seis años, la economía de la eurozona registró sus peores resultados desde que se conformó como tal, en 1999, al atravesar por dos severas recesiones: en 2008-2009, el Producto Interno Bruto (PIB) de la región promedió una contracción anual de dos por ciento; y aunque en 2010-2011 creció 1.8 por ciento por año, en 2012 y 2013 volvió a entrar en recesión.

A partir del cierre de 2013 la economía de la región comenzó a cambiar de tendencia y creció 0.5 por ciento en términos anuales durante el cuarto trimestre, interrumpiendo con ello siete trimestres consecutivos en contracción, reactivación que se mantuvo en el primer trimestre de 2014 al registrar una tasa de 0.9 por ciento, la de mayor magnitud en los últimos diez trimestres.

Lo anterior indica que lo peor de la etapa recesiva ha quedado atrás, que la economía está mejorando paulatinamente y que ha entrado en proceso de reactivación.

Sin embargo, aunque la economía de la región está cambiando de tendencia, las secuelas y daños que dejó esta recesión tan prolongada siguen presentes, principalmente en los determinantes del mercado interno, siendo su máxima expresión el fuerte deterioro que registró el empleo.

En junio de 2008, el número de desempleados en la eurozona (considerando 17 países) era de 11 millones 818 mil personas, en abril de 2013 alcanzó un máximo histórico de 19 millones 122 mil desempleados, y desde entonces ha descendido hasta ubicarse en 18 millones 793 mil personas en marzo de 2014.

Comparando los niveles de junio de 2008 contra los de marzo de 2014, los países con mayor incremento en el número de desempleados fueron: Chipre con un aumento de 500 por ciento, Grecia con 259 por ciento, Países Bajos con 137 por ciento, España con 130 por ciento, Eslovenia con 111 por ciento y también destacaron los aumentos en Italia con 82.6 por ciento y Francia con 43.4 por ciento.

Bajo la óptica de la tasa de desempleo se observan resultados similares en el lapso referido, ya que en la eurozona la tasa pasó de 6.6 a 10.6 por ciento, destacando los siguientes casos: en Grecia avanzó de 7.4 a 26.7 por ciento, la más alta de la región.

La de España pasó de 10.9 a 25.3 por ciento, la de Chipre de 3.3 a 17.4 por ciento, la de Portugal de 8.6 a 15.2 por ciento, la de Italia de 7.1 a 12.7 por ciento, la más alta para este país desde la década de los setenta.

Aunado a la de por sí complicada situación del mercado laboral, las mayores presiones son para las personas jóvenes: en marzo de 2014, la tasa de desempleo para las personas menores a 25 años alcanzó 23.6 por ciento en la eurozona, nivel que duplica a la tasa de desempleo total.

Sin embargo, esta brecha se amplía en varios países, en los que han llegado a considerar a sus jóvenes como una “generación profesionalmente perdida”, ya que desde 2008 varios de ellos no han podido integrarse al mercado laboral en el inicio de su mejor etapa productiva o lo han hecho en empleos que no son acordes a su preparación técnica y académica.

En este sentido destaca que en marzo de 2014, en Grecia la tasa de desempleo para las personas menores de 25 años fue de 56.8 por ciento, en España de 53.9 por ciento, en Chipre de 43.2 por ciento, en Italia de 42.7 por ciento y en Portugal de 42.5 por ciento.

En otros países la situación del empleo generacional es mucho menos pronunciada:

En ese mes, en Alemania la tasa de desempleo para las personas jóvenes fue de 7.8 por ciento y en Austria se situó en 9.5 por ciento.

En el caso de Alemania, la fortaleza de su mercado interno logró que su economía creciera, en promedio, dos por ciento de 2010 a 2013, favoreciendo con ello su mercado laboral.

El número de desempleados  pasó de tres millones en 2008 a dos millones en marzo de  2014, permitiendo que la tasa de desempleo disminuyera de 7.5 a 5.1 por ciento.

Las presiones en el empleo de la eurozona persistirán en el mediano plazo ya que sus expectativas de mejoría están vinculadas a las de la economía, que aunque se encuentra en proceso de reactivación, será de magnitud moderada y con enfoque de largo plazo, debido a que en un inicio será impulsada exclusivamente por la demanda externa ante la debilidad del consumo interno, lo cual aletargará la generación de empleos, principalmente en aquellas personas que se incorporan al mercado laboral por primera vez.

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