Enrique Castillo-Pesado

Ficción financiera

Enrique Castillo-Pesado

31 May, 2014

¡Varios mexicanos compran activos hispanos!; El lío en el grupo The New York Times!; Carstens: “Buena labor, la de Lagarde”

Hablaré hoy de varios de los movimientos (tipo ajedrez) que realizan algunos mexicanos que destacan en España en el difícil renglón económico y, claro, citaré siete ejemplos: como lo comenté hace algunas semanas, un grupo de inversores que han sido líderes de la familia de Antonio del Valle posee 6% del Banco Popular.

El segundo ejemplo: los exdueños del Grupo Modelo (acuérdense, Valentín Díez Morodo, María Asunción Aramburuzabala, Carlos Fernández, etcétera) compraron la sede de IBM—Madrid.

El tercer ejemplo: Ernesto Tinajero y Gustavo Tomé controlan 9% de Liberbank. En cuarto lugar: Sigma, junto —por supuesto— con un socio chino, tiene ya el control de Campofrío. Vayamos al quinto ejemplo: ADO adquirió a un grupo de capital de riesgo del mencionado grupo.

Y el último, todos los ajustes —o desajustes, según el caso— que arregló el desaparecido don Lorenzo Zambrano (léase: Cemex). Y ni qué decir de la inversión gubernamental de Pemex–Repsol.

La riqueza mundial  de Credit Suisse

Como ustedes saben, México es una nación con desequilibrios en el reparto de los dineros (¿la razón?: junto con Chile, encabezamos la larga lista de la desigualdad, donde también se encuentra Brasil, Colombia, Perú, etcétera, países árabes, además de España, Italia, Portugal y Grecia).  Y otro punto vital: para este columnista, la suma o resultado de la combinación de infinidad de factores (subida del precio de materias primas, llegada del capital extranjero atraído por costos laborales que se igualan a la de muchos sectores chinos, etcétera), la pude leer en uno de los informes de riqueza mundial de Credit Suisse. Infinidad de analistas del citado banco suizo (¡tenía que ser!) subrayan en 186 mil el número de millonarios mexicanos el año pasado (¡imagínese, la India cuenta con 300 millones de millonarios; sí, aunque usted no lo crea!), y piensan que este ¡privilegiado club aumentará 47% en 2018 hasta alcanzar 275 mil integrantes!

¡Ultima edición del ranking de Forbes!

Pero le diré una cosa, estimado lector (a); el aumento de la riqueza en México también fue objeto de sendos reportajes en la última edición del controversial ranking que investiga la prestigiada publicación Forbes, con las personas más ricas del planeta. Por si no están enterados, existen 12 mexicanos entre las mil primeras fortunas de la Tierra. Of course, Carlos Slim Helú, con una fortuna estimada en un poco más de 50 mil euros (alrededor de un poco más de 73 mil millones de dólares), es el segundo hombre más rico después de Bill Gates. El tercer más rico es Amancio Ortega, de Inditex—Zara. Slim, además de ser accionista de The New York Times, entró de lleno en el capital de PRISA, grupo editor del diario El País, de España (el mejor periódico del mundo en lengua castellana), en 2011, gracias a su inmobiliaria Carso, y cuenta con 1.98% del capital que, sin duda alguna, aumentará con el tiempo. Otros mexicanos de la lista de 12: Baillères, Gonda–Garza Lagüera, Zambrano, Ricardo Salinas Pliego, Aramburuzabala, Azcárraga Jean, etcétera. Otros mexicanos millonarios que no aparecen en Forbes: Hank, Alemán, Ramírez, Peralta y otros tantos.

¿Dos mil 700 millones con la venta de 25% de su filial?

Y sé que el interés del dinero mexicano por los activos españoles también se vive en el Bolsa de España. Banco Santander (Emilio Botín) y OHL captaron excelentes sumas de dinero, debido a la venta parcial de sus filiales allí (algo muy parecido con lo que los españoles compraron aquí en México, banco, industrias y otras firmas). Por su parte, OHL logró 400 millones con la colocación de su negocios de concesiones en la República Mexicana en junio del año pasado, mientras que en 2012, Santander (para los analistas, el mejor banco que existe en México, con mejores políticas que Banamex, Bancomer, Banorte, etcétera) ¡recaudó alrededor de dos mil 700 millones de euros con la venta de 25% de su filial!

El discutido despido de Jill Abramson

A la gran mayoría se le olvida que Jill Abramson fue la primera mujer directora del diario The New York Times. Su despido del periódico desató varios ataques de ombiliguismo en los medios de comunicación de Estados Unidos y del mundo entero. Y todo esto se debe a que la decisión de Arthur Sulzberger (editor–presidente) apareció inesperadamente y con pocas explicaciones de inicio. Todo esto sucedió porque los inversores entregan un cheque en blanco (¡le habrá sucedido al ingeniero Carlos Slim?) a los fundadores o pioneros; los actuales nerds, arropados de Internet, deberían considerar el problema que se causó en la institución periodística The New York Times (para muchos, el diario más importante del orbe).  Todo lo sucedido es un aprendizaje fuera de serie de lo que puede suceder cuando directivos competentes en los que se depositó toda la confianza se van y sus sucesores “echan raíces”.

Pero Sulzberger goza de protección heredada y amplia. Al ser propietarios de acciones de clase B, él y su familia deciden cómo elegir 30% de los integrantes o miembros del consejo de la administración de la institución. Por ende, Zuckerberg, Jack Ma y Larry Page tienen —más o menos— el mismo poder extraordinario en Facebook, Alibaba y Google. La mayor parte de los accionistas están cómodos con los acuerdos con los fundadores, que eran y fueron visionarios. Y en otros casos, existen los límites en la forma en la que es posible transferir el control. Y si me refiero al futuro, arribará un momento en que los mencionados directivos no estén ya en el mando. Posiblemente, estén sus hijos u otros herederos designados o que aparezcan “en la rueda de la fortuna”.

¿Mejoraran las reformas estructurales en México?

Para Agustín Carstens, es vital sentirse cómodo con enormes cifras. Señalan que con su visión, la tremenda inflación, los tipos de interés o las reservas (son cuantiosas; llegan casi a 200 mil millones de dólares), es subrayar lo mismo de las grandes crisis del vecino país del norte, mostraron docilidad. Para Christine Lagarde, esta impecable disciplina es del agrado del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero doblando la hoja, la fórmula no logró acabar con la desaceleración, un diablo que persigue a un país como México. No se olviden que el PIB se arrastra por los suelos. El año pasado, sólo crecimos 1.1%, y para 2014, Agustín Carstens tuvo que recortar su previsión ante los resultados negativos de los primeros tres meses.

En México, hay 52 millones de pobres (y unos 25 en pobreza extrema), además de que 60% de la población trabaja sin seguridad social “ni derecho a pensión”. Por ende, la inmensa necesidad de ubicar el crecimiento en 5% es primordial. Carstens sabe esto muy bien y aclara que responderemos a este reto, porque confiamos en las reformas estructurales que emprendió el presidente Enrique Peña Nieto. “Para todos, es básico que se implementen y progresen”, confesó Carstens. Sé que en diciembre acaba su mandato como director del Banco de México y que para nadie es un engaño que él desea ser uno de los aspirantes a la dirección del FMI. Este gran economista no dice ni sí ni no (¿?). Y hasta la próxima, ¡abur!

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