Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

20 Sep, 2014

Contrastes

En días pasados me fui a visitar lugares de negocios de mis asesorados en varias partes del país, especialmente en la zona metropolitana norte del Distrito Federal y me llevé una gran sorpresa.

No había estado en esa área en varios años y con mucha satisfacción me encontré que hay un boom de construcción industrial y comercial, aparte de la de vivienda, que es impactante. Incluso, para variar, las edificaciones dejan obsoleta o insuficiente a la infraestructura municipal y se dan grandes atascos. Lo que observé es un crecimiento impactante de bodegas a la renta  para industrias, almacenes y centros de entrega y distribución de grandes empresas comerciales y, por supuesto,  talleres y sitios enormes para las empresas de transporte de carga, a través del uso de contenedores. ¡Cómo ha cambiado la forma de manejar carga, tanto ferroviaria como de auto-transporte! Los contenedores se apilan por doquier y son cargados por inmensas grúas o montacargas en plataformas unidas a los tractocamiones. Lo más interesante es que hay solicitudes de personal por todas partes y los albañiles, choferes, mecánicos y empleados son personas con alta demanda por parte de las empresas, que son generalmente privadas.

También hay un buen ciclo en la ganadería y muchos ranchos están teniendo un buen año, aunque no todos, y así arraigan a la gente a sus comunidades. Aún así falta personal.

Lo mismo se puede ver en las grandes ciudades y para prueba tenemos a nuestro sufrido Distrito Federal donde se siguen construyendo edificios de oficinas y residenciales medios para cubrir la demanda todavía insatisfecha. Puede ser que los centros comerciales estén por ahora un poco rezagados, pero no se les olvide que hubo una gran expansión en el sexenio pasado y no han sido años fáciles en las cadenas departamentales y de auto-servicio. La excepción es la abrumadora presencia de pequeñas tiendas de conveniencia por todos lados, cambiando la forma de comprar de millones y representando un peligro a las tiendas tradicionales de barrio  que no se modernicen, sin perder su personalidad de siglos.

Se ha hablado mucho de las reformas estructurales aprobadas y, con razón, estamos todos a la expectativa de que empiecen a dar frutos en los años siguientes, y con una transparencia inédita en todos los niveles de gobierno. Veremos cómo se desarrollan los grandes planes de infraestructura como el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y otras obras monumentales.

Si viajas por éste y otros países, tanto industrializados como en desarrollo, puedes hacer comparaciones, siendo objetivos.   En Europa, con excepciones como Alemania y tal vez los países nórdicos, la construcción está estancada, además de que persiste la enorme crisis inmobiliaria en España con miles de proyectos parados. En China la efervescencia por crear ciudades para millones de personas ha sido detenida por la situación económica, pero el gobierno y las empresas se están volcando al mercado interior, para aliviar los brutales contrastes.

En Latinoamérica hay visos de recesión. Y Venezuela, en particular, lleva años donde la construcción privada es mínima (no sé si el gobierno tenga recursos para construir), dados los problemas de divisas, inseguridad y desconfianza de grandes segmentos a invertir.

El contraste en México es todavía extremo, entre los grandes capitales que se invierten en muchas partes y su efecto en el empleo (aún antes de las reformas) y el que siga habiendo pobreza lacerante, analfabetismo y una economía informal que sirve para el manejo de políticos corruptos para sus fines.

México se está moviendo en inversiones y empleos formales. Pero en contraste, el lastre que llevamos ya  por décadas no amaina y esto es injusto e inaceptable.

 

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