David Páramo

Análisis superior

David Páramo

20 Oct, 2014

Salida trasera para GOM

Los días de Guillermo Ortiz Martínez dentro del sistema financiero mexicano están contados.

Si tuviera un poco de elegancia aprovecharía la reunión del consejo de administración del miércoles para presentar su renuncia; sus todavía fieles dicen que se irá hasta noviembre donde, según espera, le harán una suerte de homenaje.

Como funcionario público (secretario de Hacienda y gobernador de Banco de México) acumuló muchísimo poder personal tanto en México como en el extranjero, que utilizó para hacerse de unos años como presidente del grupo financiero Banorte, donde estaba más preocupado por acumular riqueza para su retiro que por servir a los accionistas.

De hecho hay miembros del consejo de administración que se sienten muy molestos por el sueldo que gana Ortiz Martínez. Pero se sienten mucho más indignados porque el hombre también les ha negado esta información.

Las prácticas de opacidad de este individuo son escandalosas. Como le informamos hace unas semanas en esta columna, usó la compra de Afore XXI para tratar de diluir a los accionistas del paquete de control y cuando fue cuestionado directamente por Juan González, uno de los principales miembros del consejo de administración, le dijo que no tenía por qué rendirle cuentas.

Hace unos meses, como informamos en esta columna, Juan González quien junto con Carlos Hank González representa el grupo de control del tercer grupo financiero del país, habría acordado los términos y las condiciones de la salida de Ortiz Martínez, quien supuestamente las aceptó.

Sin embargo, semanas después traicionó la palabra que había empeñado y pidió más dinero y mejores condiciones casi con la amenaza que entonces los quitaría a todos. En ese momento también se cerró la puerta de una salida decorosa del grupo financiero Banorte.

Descontrolado

Hasta la muerte de don Roberto González Barrera más o menos se contuvo.

Era una figura incómoda para los reguladores del sistema financiero, puesto que los trataba como sus muchachos a quienes les debía seguir enseñando.

La soberbia de Ortiz Martínez le ha generado un clima verdaderamente adverso entre los reguladores que, por momentos, complica la posición del grupo financiero al que debería servir.

Aplicando una política de columpiarse de todo se ha mantenido hasta esta semana como presidente del consejo de administración, incluso en contra de las normas establecidas desde 2011 por el Comité de Auditoría y Prácticas Societarias y la asamblea de accionistas del grupo financiero a quienes simple y sencillamente no respeta, puesto que se ve a sí mismo como “heredero” de don Roberto o como la única persona capaz de seguir adelante con el grupo financiero.

Ha tratado de hacer creer que él atrajo a los fondos de inversión internacionales bajo el influjo de su nombre y no por los buenos resultados institucionales que ha tenido el grupo financiero, los cuales comienzan a desaparecer porque los inversionistas no se sienten cómodos con el clima que genera Ortiz Martínez con los verdaderos accionistas del grupo de control.

En esta columna le podemos adelantar que existen algunas indagatorias por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, encabezada por Jaime González Aguadé, sobre diversas prácticas de Ortiz Martínez que podrían hacer ver el tema de los 15 millones de dólares de una subsidiaria de Banamex como un juego de niños de guardería.

Básicamente las indagatorias se concentran en la toma de decisiones más allá de sus atribuciones en detrimento de los accionistas y de los depositantes del banco. Sin embargo, en este punto particular valdrá la pena esperar el curso de los hechos.

Ha tratado a sus pares dentro del sistema financiero como si él siguiera siendo el regulador. Quería ser su líder y recurrió a prácticas verdaderamente bajas y sucias, como inventar el tema del riesgo moral en la sucesión de la ABM en la que incluso fue a Londres para hablar mal ante los directivos de HSBC de Luis Peña, quien es el presidente y director general del banco en México.

Obtuvo una victoria pírrica que le duró menos de un año y que, según parece, sólo habría logrado retrasar la llegada de Peña un par de años. Ortiz Martínez lo único que ganó fue la animadversión de los que todavía es par, aunque jamás se haya dado cuenta.

Escenarios

Como es público, el próximo miércoles entrará al consejo de administración de Banorte Carlos Hank González en un movimiento que es mucho más importante que representar los intereses de su mamá en el consejo de administración.

Se sabe que salió de Interacciones para dejar claro que se concentraría únicamente en Banorte sin generar ninguna clase de conflicto de interés y, de paso, confirmar lo que adelantamos en esta columna.

Jamás existió ninguna posibilidad de fusión entre estas dos empresas financieras, por decisión de los socios de ambos grupos y la reafirmación del gobierno de que no lo verían con buenos ojos.

Uno de los banqueros que más éxito y desarrollo han tenido en el país es precisamente Hank González quien, sin lugar a dudas, ha sido parte fundamental del éxito de Interacciones durante ya dos décadas.

Junto con Juan González tomará abiertamente las riendas del consejo de administración de Banorte y asumirán el control pleno que Ortiz Martínez sigue detentando de manera espuria.

El todavía presidente del consejo de administración de Banorte puede decir o creer que es el “heredero” de don Roberto González Barrera. Sin embargo, si alguien encarna el espíritu del hombre que encabezó la privatización de Multibanco Mercantil del Norte y lo convirtió en el tercer grupo financiero del país, a pesar de haberlo comprado cuando era el último o penúltimo de las 18 instituciones de crédito que operaban en el país, es precisamente Hank González.

Mucho más allá del momento específico en que Ortiz Martínez deje Banorte, lo que podría ocurrir el miércoles o antes de un mes, la gran pregunta es qué sigue para este hombre, quien por un lado tendrá que enfrentar el precio de los abusos que cometió en este grupo financiero en contra de accionistas y empleados, así como del sistema financiero.

En Banorte pretenden que todo este asunto les genere el menor desgaste posible ante el público y que no lastime el valor de sus acciones, pero le aseguro que la salida será por la puerta posterior.

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