Los países de la alianza izquierdista ALBA difieren en rumbo económico

Los países integrantes afrontan de distintas maneras sus realidades económicas, distanciándose en los hechos del discurso fundacional anticapitalista
Economía -
En Bolivia el presidente Evo Morales fue reelecto para un segundo periodo de cuatro años hace unos días. Su creciente popularidad obedece más a su acercamiento  a la ortodoxia económica y al haberse reconciliado con los capitalistas locales que a su discurso anti estadunidense y nacionalista, que le reditúa políticamente.  Foto: AP
En Bolivia el presidente Evo Morales fue reelecto para un segundo periodo de cuatro años hace unos días. Su creciente popularidad obedece más a su acercamiento a la ortodoxia económica y al haberse reconciliado con los capitalistas locales que a su discurso anti estadunidense y nacionalista, que le reditúa políticamente. Foto: AP

En la noche del 12 de octubre, después de ganar cómodamente un tercer mandato como presidente de Bolivia, Evo Morales se lanzó a un flujo constante de retórica. Tras dedicar su triunfo a Fidel Castro, de Cuba, y al difunto presidente Hugo Chávez, de Venezuela, cuestionó: “¿Cuánto tiempo más continuaremos estando sometidos al imperio norteamericano o al sistema capitalista? Este triunfo es un triunfo para los antiimperialistas y anticolonialistas”.

Hasta ahora, muy reminiscente de 2007. Fue entonces cuando la alianza continental antiyanqui de Chávez, conocida como la Alianza Latinoaméricana Bolivariana de América (ALBA), alcanzó su cenit. Había ganado dos nuevos reclutas con la elección: en Ecuador del presidente Rafael Correa y Daniel Ortega como mandatario en Nicaragua.

Tras ganar un nuevo mandato por un margen de 26 puntos, Chávez se comprometió con el “socialismo del siglo XXI”.

Un año antes, Morales, un líder cocalero socialista de ascendencia indígena, había ganado la presidencia de Bolivia proclamando que él era “la peor pesadilla de Estados Unidos”.

En 2007, la elección de Cristina Fernández, de pensamiento afín al ALBA, como presidenta de Argentina prolongó el régimen de su esposo y predecesor, el presidente Néstor Kirchner.

Analistas agruparon a estos líderes como “populistas radicales”, a falta de un término mejor. Sin embargo, pese a una inclinación compartida por la autocracia, siempre hubo diferencia entre ellos, no menos debido a las circunstancias diferentes de sus países.

El fin de un ciclo

Siete años después, sus destinos son distintos. En Venezuela, Chávez legó una herencia económica tóxica a su deslucido sucesor, el presidente Nicolás Maduro.

Un país que tiene las mayores reservas petroleras del mundo ha sido tan mal administrado que está rascando por todas partes en busca de dólares.

En cuanto a Fernández, tras hundir a Argentina en la estanflación, está en apuros y casi fuera, pese a su esfuerzo de último minuto por convertir su disputa en torno a la deuda con un tribunal neoyorquino en una épica nacionalista.

Sus dificultades contrastan significativamente con la continua popularidad de Morales. Cierto, él ha estado en el poder por un periodo más corto. Sin embargo, su reciente éxito se ha debido menos al “anticapitalismo” y mucho más a su reconciliación con la ortodoxia económica y los capitalistas locales.

Después de un turbulento primer periodo en el que impulsó una nueva Constitución, aplastó a la oposición y nacionalizó a productores de petróleo y gas y empresas de servicios públicos propiedad de extranjeros, ha presidido durante varios años de estabilidad política y crecimiento económico. Ha hecho las paces con la empresa privada.

Atados a las materias primas

Los presidentes de la ALBA afirman estar encabezando “revoluciones” duraderas, no simplemente algún viejo gobierno.

En la práctica, todos ellos, excepto Ortega, han forjado su popularidad reciclando un enorme aumento en los ingresos por el auge de las materias primas como subsidios para los pobres y mayores estipulaciones sociales.

Sin embargo, Morales ha sido mucho menos derrochador que Chávez y los Kirchner, tras registrar un superávit fiscal cada año desde 2005.

Correa, como Morales, se está volviendo más pragmático. Ha invertido su bonanza petrolera en carreteras, escuelas y hospitales.

Recientemente negoció un acuerdo comercial con la Unión Europea y ha restablecido lazos normales con el Fondo Monetario Internacional. El mes pasado, diluyó una nueva ley bancaria según la cual el Estado iba a dictar el destino de los préstamos de la banca privada.

En cuanto a Ortega, quien desde hace tiempo ha sido amistoso con empresarios privados, su adopción de un quijotesco plan respaldado por capital chino y ambientalmente perjudicial para construir un canal a través del istmo parece una búsqueda de ingresos elusivos para sostener el dominio del poder de su familia.

Morales y Correa, quien ganó la reelección el año pasado, quizá estén volando alto ahora, pero hay nubes en el horizonte para sus “revoluciones” también. Pese a la retórica, éstas no incluyen a Estados Unidos: la respuesta del presidente Barack Obama a la ALBA ha sido bostezar.

El primer problema de ambos es el fin del auge de las materias primas. Tres cuartas partes de las exportaciones de Bolivia son de gas natural o minerales, cuyos precios están cayendo.

Ecuador invierte mucho más que Bolivia, y Correa ha impulsado las exportaciones no petroleras.

Ha hecho más que Morales para tratar de diversificar la economía de su país, hasta ahora con resultados inciertos, pero su “revolución de los ciudadanos” está mostrando signos de tensión financiera.

Ecuador se encamina a un déficit fiscal de hasta 7 por ciento del PIB este año, y los precios del petróleo se están desplomando.

La segunda dificultad que enfrentan todos los autócratas de la ALBA es que sus regímenes son altamente personales. Ni Morales ni Correa muestran signos de querer preparar a un sucesor.

Cuando la situación económica se vuelve difícil, los populistas típicamente encuentran difícil tomar decisiones necesarias pero impopulares.

El interrogante que enfrentarán en su momento es si están preparados para renunciar al poder voluntariamente o si, en otras palabras, sus “revoluciones” son boletos sólo de ida.

Tips para tus finanzas personales directo en tu correo.
Al registrarme acepto los términos y condiciones

  TAGS

Taboola
Icono de te puede interesar de en dineroenimagen

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR