David Páramo

Análisis superior

David Páramo

24 Nov, 2014

El doctorcito

Si usted leyó la semana pasada los panegíricos, demasiado cargados de incienso, que algunos le dedicaron al doctor Guillermo Ortiz Martínez tras su salida de la presidencia del consejo de administración del grupo financiero Banorte, la primera pregunta sería ¿por qué lo dejaron ir si era indispensable para ellos?

Según estas versiones él y sólo él es la explicación del crecimiento del banco, que según algunas publicaciones es el mejor de México y América Latina; que él y sólo él decidió que era momento de hacerse a un lado a favor de los dueños; que él y sólo él eligió al nuevo director... Vamos, parece que es como
Ricardo Corazón de León o El Cid Campeador, quienes muertos seguían ganando batallas.

Según las versiones, en las que el doctor era la fuente, él mismo manejo el relevo y le crearon un comité para seguir ilustrando al consejo de administración ahora encabezado por Carlos Hank González, que de la lectura puede interpretarse que no sólo siguió a Ortiz, sino que los considera una genialidad para hacer un relevo como se le ocurrió al que, mágicamente, se convirtió en su guía. Olvidadas las enseñanzas de su abuelo Roberto González Barrera o de su padre Carlos Hank.

Si la corona de laurel que le pusieron al doctor fuera cierta, entonces habría que responder una larga serie de preguntas.

¿Por qué se dio el relevo en la presidencia y dirección general de Banorte? ¿Será que el doctor se cansó de iluminarlos y ahora tiene más altos cielos que buscar?

¿Fueron falsos los problemas entre el presidente del consejo de administración saliente de Banorte y la dirección general del banco? Si esto fuera cierto, ¿por qué corrieron de tan mala manera a Alejandro Valenzuela? De acuerdo con el panegírico que se dedicó Ortiz Martínez, los consejeros le pidieron a su exdirector que se fuera para continuar la sesión. Poco les faltó para decir que sus cosas ya habían sido puestas en cajas y le retiraron el gafete.

Sin embargo, tuvieron muchísimo cuidado de señalar que las acciones ya habían regresado al mismo nivel que tenían cuando se conoció que Valenzuela sería despedido.

¿Si no hubo problemas entre los accionistas, como el de Juan González y el doctor por temas como la dilución de los accionistas de control con la compra de Afore XXI, o con otras decisiones que fueron consideradas como un intento de compra hostil, por qué jamás las desmintieron o se dio este relevo en las dos primeras posiciones del banco?

Más allá, ¿resulta que los demás participantes del sector financiero y las autoridades se enredaron en una ilusión colectiva que les hacía creer que había problemas en el tercer grupo financiero del país? Es importante destacar que incluso el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, sostuvo reuniones con los implicados para administrar lo que, algunos, tratan de hacer creer no existió.

Al final del día la explicación es simple. Todos los problemas existieron y derivaron en una grave crisis interna dentro de la organización en la cual los herederos de González Barrera sintieron que estaban cerca de perder el control de grupo financiero Banorte.

Sin embargo, la estrategia con la que están enfrentando el asunto es como de manual político, no financiero.

Primero. Decidieron que deberían lavar la ropa sucia en casa para evitar el daño al valor de sus acciones y capacidad de competencia.

Segundo. Romper el hilo por lo más delgado. Mantener el pleito entre los accionistas y el doctor no era lo más recomendable y de ahí que hayan corrido a Valenzuela.

Tercero. Darle a Ortiz Martínez un puente de plata del tamaño de su ego. En la posición que tiene se irá apagando poco a poco hasta que sea una figura decorativa más dentro del grupo financiero. Al tiempo.

Transparencia

Habrá que seguir muy de cerca las acciones que están tomando el Instituto Mexicano del Seguro Social, encabezado por José Antonio González Anaya, y la Cofepris, presidida por Mikel Arriola, para evitar que en las licitaciones de medicamentos puedan participar empresas de dudosa reputación o que ocupen registros falsos como ha sido la intención de algunos.

Desde octubre ambas dependencias tienen un convenio, que les permite cruzar información a través de un proceso lineal en el que se conoce con precisión la validez de los registros sanitarios, incluso durante el proceso de licitación.

La gestión de Arriola se ha destacado por aplicar muy altos estándares en renglones como garantizar la autenticidad, calidad, eficacia y seguridad de los medicamentos que aprueba. Adicionalmente, el esquema de autorización de registros sanitarios y su homologación está en línea con las mejores prácticas internacionales.

Los altos niveles que ha alcanzado la Cofepris durante la gestión de Arriola, para muchos, son una garantía, tanto de seguridad en los medicamentos que se usan en el país y también de transparencia y seriedad en los procesos de licitación.

Alivio

En el sector privado comienza a sentirse una suerte de tranquilidad, puesto que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, les está cumpliendo lo prometido en cuanto a que se permitirían la protesta y la libre expresión como lo marca la Constitución, pero que se perseguiría a quienes usan esos derechos como pretexto para robar, asaltar, saquear y dañar a la población.

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