Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

31 Ene, 2015

Profecías para el 2015

Voy a hacer el esfuerzo de entender las famosas variables económicas y políticas de este año, el cual pinta peor que un cuadro dadaísta abstracto por lo complejo que se ve el panorama.

Si ustedes le hacen caso a los medios, de acuerdo a su ideología o tendencias, verán que México ya está:

a.-En la lona, con precios del petróleo bajísimos, sin rumbo económico y un gobierno débil que subió los impuestos y la gasolina; y ahora quiere reducir el gasto público. Las reformas fueron pura pantalla, pero nadie va a venir a invertir. Total: un país al borde de un ataque de histeria, o

b.- Un  país prometedor, con sus finanzas sanas, el efecto de la caída de precios solucionado para este año con una cobertura a futuro y con un crecimiento, según  la OCDE, de 4% o más en el producto interno bruto. La inflación controlada y menor desempleo. Y vienen fuertes inversiones en infraestructura, industria automotriz, telecomunicaciones y energía.

¿A cuál escenario le va usted, amigo( a) emprendedor(a)?

Quiero ser juicioso, realista, pero sensible a la situación imperante tanto en ciertas regiones críticas de México (léase el sureste y otros focos de conflicto) como en el revuelto problema global.

La inflación sigue bajo control estricto y cuidar que no crezca el déficit del sector público endeudándonos más, son, ciertamente, medidas adecuadas para no sufrir crisis como las de décadas anteriores o lo que está sucediendo actualmente en Venezuela, Argentina, Rusia y Brasil.

Los diferentes esquemas de crecimiento que se plantean son insuficientes para reducir los contrastes. Menos de un 5% anual más o menos permanente no asegura que habrá más empleo, sino que continuará habiendo ambulantaje, inseguridad y corrupción de todo tipo. Ningún gobierno ha dado muestras ni hechos claros de poder lograr el objetivo planteado, sino sólo promesas y populismo electorero. Este problema viene de la década de los setenta y ya nadie cree en las palabras de políticos y sesudos economistas.

Éste es un año de elecciones y mucho de lo que escuchen y lean en los medios y en las redes sociales contiene  un alto grado de maña, intereses partidistas, algunos válidos y otros ocultos, y es imposible separar el trigo de la paja. Amigo lector, busque tres o cuatro fuentes creíbles y saque usted sus propias conclusiones, ni catastrofistas ni utópicas, sino un término medio a su gusto.

El mundo no se va a acabar (por ahora) y hay grandes perspectivas de progreso en el país, aunque haya saboteadores, anarquistas y delincuencia que entorpezcan este proceso. Es curioso ver que tanto los ejecutivos de grandes corporaciones multinacionales y los capos de grandes cárteles del narcotráfico hacen planes estratégicos a mediano y largo plazos, incluidos los nuevos mercados e inversiones  necesarias para ser competitivos y mejorar su posición. En cambio los gobiernos viven de elecciones y son de corto plazo, ya que nuestros políticos piensan en el siguiente puesto, olvidan sus promesas o las dejan truncas para irse de campaña. Esta enfermedad es tri-anual o sexenal (¿o me equivoco, señores pre-candidatos?).

Profetizo que el dólar va a bajar algo, que el petróleo seguirá en picada y habrá otra crisis en la Comunidad Europea, va a haber muchos pleitos entre republicanos y Obama, la economía estadunidense crecerá sana y nos beneficiará, pero seguiremos sufriendo violencia y actos de rapiña por razones diferentes a los crímenes en México y al terrorismo a nivel mundial. El gobierno seguirá cauteloso para no dar margen a mártires y los partidos políticos, incluidos algunos nuevos, seguirán siendo cotos de poder y cada vez más alejados del pueblo, con notables excepciones. ¿Quién ganará en las elecciones? Ahí sí, no soy ni profeta ni me meto en Honduras, pero algunos partidos perderán su registro.

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