Los retos que le esperan a las finanzas del gobierno en 2016

El eslabón más débil son los ingresos petroleros, los cuales sufrirán este año un severo desplome. En enero cayeron 43.5% a tasa anual, y se prevé que será para todo el año, toda vez que en 2014 los precios del crudo se cotizaron en 86 dólares el barril, y hoy rondan los 45 dólares
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Agustín Carstens Carstens,  gobernador del Banco de México.  Foto:  Paola Hidalgo
Agustín Carstens Carstens, gobernador del Banco de México. Foto: Paola Hidalgo

CIUDAD DE MÉXICO.- La economía mexicana ha logrado dominar los vaivenes del peso, incluso mejor que cualquier otra economía de Latinoamérica. Ese éxito hay que atribuirlo a la capacidad de coordinación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Banco de México (Banxico).

Así, la política fiscal y monetaria han ido de la mano con el objetivo de fortalecer el marco macroeconómico y tratar de preservar la estabilidad financiera.

La SHCP anunció un recorte del gasto de 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en tanto el Banxico ha ido recurriendo a mecanismos de intervención cambiaria para estabilizar a la divisa. El Banxico, además, ha endurecido su discurso ante la posibilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) inicie un ciclo de restricción monetaria, que sería secundado por el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que ha prometido un nuevo recorte del gasto para 2016, que podría ser de 0.8 por ciento del PIB. 

Para dirigir las finanzas el año que viene, Videgaray propone elaborar un presupuesto partiendo de cero,  que implicará un gran trabajo de rediseño y evaluación de los actuales programas y partidas del gasto. Pero más allá de eso, Videgaray se topará con un escenario complicado que podría implicar un recorte del gasto mayor aun al que han anunciado de manera preliminar.

Escenario económico

De hecho, antes de que acabe el mes, el gobierno tendrá que entregar al Congreso de la Unión los PreCriterios Generales de Política Económica para 2016, documento que servirá de base para elaborar el Paquete Presupuestal para el ejercicio de ese año, que se ha de presentar a los legisladores en septiembre. ¿Qué dificultades encarará?

En primer lugar, el gobierno federal, que se decantó por incurrir en un déficit fiscal de 1.5 por ciento del PIB en 2014, con el fin de contribuir a reactivar la economía, se comprometió a regresar el equilibrio presupuestario en 2017.

Para este año, el objetivo es de un déficit de uno por ciento del PIB, y para 2016 su meta es de 0.5 por ciento del PIB.

Eso supone un esfuerzo adicional: no sólo hay que compensar la caída de los ingresos petroleros con recursos no petroleros, sino que además hay que ahorrar 0.5 por ciento del PIB adicional para alcanzar la meta de déficit público establecido. 

En segundo lugar, el efecto de la Reforma Hacendaria se empezará a disipar. Durante el año pasado, el declive del precio del petróleo fue más que contrarrestado con la Reforma Hacendaria. Los ingresos no petroleros durante el 2014 aumentaron 14.2 por ciento, frente a una caída de 5.3 por ciento de los ingresos petroleros.

Ese comportamiento evitó tener que recurrir a ningún recorte del gasto: la Reforma Hacendaria, oportunamente, llegó cuando los ingresos petroleros se desvanecían.

Petróleo e ingresos

Ahora bien, los grandes beneficios de los cambios impositivos se cosecharon el año pasado y ahora, con una base de comparación menos favorable, el crecimiento de los ingresos no petroleros será más suave. Por otro lado, los ingresos petroleros sufrirán este año un severo desplome, como ya se constató en enero, cuando se despeñaron 43.5 por ciento en términos reales, respecto al mismo mes de 2014. Dicho comportamiento se prevé que será todo el año, toda vez que durante 2014, los precios de la mezcla mexicana de exportación se cotizaron en promedio en 86 dólares el barril, mientras que en la actualidad ronda los 45 dólares.

Este año, la cobertura de 76.4 dólares el barril de petróleo, junto con el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) compensará ese descalabro y llevará los ingresos a una cotización de 79 dólares presupuestados por cada barril de crudo.

La diferencia entre el precio de 86 dólares de la mezcla de 2014 y la cotización de 79 dólares presupuestados para este año no es mucho. Sin embargo, ya ha puesto al gobierno en un aprieto, y el pasado 30 de enero hubo que anunciar un recorte en el gasto de 124 mil 300 millones de pesos, 0.7 por ciento del PIB.

¿Qué sucederá entonces cuando el gobierno, el año que viene, tenga que lidiar con un precio del barril de (quizás) entre 45 y 50 dólares sin ningún tipo de cobertura?

Mayor oferta

El planeta, hoy en día, nada en un mar de petróleo y, mientras sobre oro negro los precios permanecerán deprimidos, con el riesgo de que sigan descendiendo. Tanto la producción de petróleo en Estados Unidos como los inventarios han seguido aumentando en las últimas semanas, pese a la virulenta caída de los precios del energético, incluso ayer se situaron en nuevos niveles récord.

Nuestro país vecino del norte ya ni sabe, ni tienen dónde guardar tantos stocks petroleros y en caso de que se pongan a colocarlo en el mercado, podrían provocar un nuevo descenso en las cotizaciones.

Pero no sólo es el precio del petróleo. La situación de Petróleos Mexicanos (Pemex), su capacidad de explotar y producir pozos petroleros, se ha visto mermada este año.

Si sobre alguien recayó el anuncio de austeridad gubernamental de principios de año fue Pemex, una solución que está resultando contraproducente al agudizar, justamente, el gran pecado que ha martirizado a la empresa petrolera en los últimos años: la falta de inversión en exploración y explotación.

En los hombros de Pemex

A Pemex le redujeron el presupuesto en 62 mil millones de pesos, la mitad del recorte total anunciado. Pues bien, de ese monto, 75 por ciento del esfuerzo de ahorro se puso sobre los hombros de Pemex Exploración y Producción (PEP), a quien le suprimieron 46 mil 500 millones de pesos de sus asignaciones. Resultado de esa decisión, la meta de producción de Pemex para este año se ha reducido en casi cinco por ciento, respecto al objetivo del presupuesto base; además, en vez de 2.4 millones de barriles al día que se pensaba bombear, la meta ahora es de 2.288 en promedio para todo el año. Lo malo es que al final de este 2015, el ritmo será menor al promedio, y puede rondar 2.250 millones de barriles al día, el ritmo de producción más bajo en México desde mediados de los noventa.

Tampoco hay que perder de vista que no sólo el gobierno federal tendrá que reducir el gasto: la misma tarea les corresponderá a las entidades federativas y municipios. Como hemos dicho en estas páginas, las coberturas petroleras no son participables: cubre a los ingresos federales de una caída del precio del crudo, pero no sirve de seguro para las participaciones federales, es decir, para los ingresos petroleros que el gobierno transfiere a los Estados. Para eso cuenta con el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF), que a finales de enero contaba con 36 mil millones de pesos.

Guardadito y participaciones

Este año, el gobierno podrá echar mano de esos recursos para evitar una contracción severa de los ingresos estatales. Pero aun así, será difícil que Videgaray pueda entregar los recursos que prometió por ese concepto en el presupuesto y ya les advirtió que en 2016 contarán, con toda seguridad, con menos ingresos, por lo que les instó a que, también ellos, busquen formas de reducir el gasto para equilibrar sus cuentas.

Los ingresos estatales ya se han empezado a resentir: el dinero que recibieron las entidades federativas vía participaciones se redujeron 5.4 por ciento, en términos reales, en enero respecto al mismo mes de 2014.

El monto total repartido por participaciones fue de 50 mil 862 millones de pesos, lo que significó mil 330 millones de pesos menos que lo recibido el año previo.

Esa contensión en los recursos afectará especialmente a los estados productores de petróleo como Campeche, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz, además de que, es posible, que varias entidades podrían verse tentadas a incrementar su endeudamiento.

Para colmo, el contexto internacional puede dificultar más la tarea de ajuste fiscal del gobierno federal.

El escenario que se contempla para el corto plazo es que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) empiece a subir las tasas de interés y, por consiguiente, se traduzca en mayores niveles en las tasas de interés también en México, a fin de contener la salida de capitales y preservar la estabilidad financiera.

Sin embargo, las mayores tasas de interés encarecerá el pago de la deuda mexicana, lo que implicará destinar más recursos del gasto público a cubrir el costo del servicio de la deuda, además de poder desacelerar la actividad económica y afectar a los ingresos tributarios.

Mucha destreza tendrá, por tanto, que mostrar el secretario de Hacienda en la gestión del Presupuesto del año que viene.

* Director de llamadinero.com

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