El turismo será la salvación

Parece que se está viendo al turismo como la alternativa para que el siguiente año, en donde las expectativas no son muy alentadoras, pueda ser el que salve el declive del precio del petróleo y las remesas.

Hasta este momento, el turismo se ha mantenido como la gran promesa de las industrias que pueden hacer detonar la economía mexicana. No obstante, siempre se ha quedado en el ya casi.

En la actualidad el turismo nacional ha crecido conforme a la inercia que venía trayendo. Y, si bien es cierto que en el DF los esfuerzos se han ido consolidando, gracias a iniciativas establecidas por las autoridades al mando de Miguel Torruco, la realidad es que un empujón con esquemas nacionales, lejos de caer mal, resultaría por demás apremiante.

Ante el declive de las remesas y el desgaste del sector petrolero, vuelve a estar en la puerta de salida el ver al turismo como la alternativa económica, laboral y de desarrollo nacional, aprovechando la gran riqueza que se tiene en territorio nacional. Sólo esperemos que no sea una simple promesa.

Hay quien dice que, a mediados de sexenio, ya no se han dado grandes pasos. No obstante, pero en los pasillos políticos-económicos se habla que un paso en materia de turismo sería por demás alentador.

Lo cierto es que tenemos que permanecer muy avizores ante los adelantos que se gesten al respecto, para ver si no se trata de una estrategia más que se quede, como siempre, en buenos deseos.

Por lo pronto, la Secretaría de Turismo, al mando de Claudia Ruiz Massieu y la Secretaría de Turismo del DF, bajo la dirección de Miguel Torruco, han dado muy buenos pasos. Habrá que esperar hasta julio para ver si esos pasos se dan en conjunto o uno de ellos avanza más rápido que el otro. No es necesario detallar quién avanza abriendo brecha y quién va buscando brechas ya establecidas.

El objetivo de ambas instancias es que se establezcan programas en conjunto que permitan hacer de la Ciudad de México la puerta al turismo nacional.

Se plantea que sea durante este año cuando se establezcan los programas que habrán de seguirse a partir de 2016, como parte de los programas nacionales. Aunque dicho sea de paso, esto se esperaba desde 2014.

Y aunque no es inventar el hilo negro en el turismo, nos aseguran que sí se busca que éstos pasos sean realistas en su aplicación y evitar que se politicen o, simplemente, sean inalcanzables.

La realidad es que, desde hace muchos años, dichas dependencias no habían trabajado tan de la mano, lo cual manda una señal positiva de que se quieren hacer las cosas en pro de detonar este sector que, desde hace varios sexenios, se ha tenido que hacer a un lado en para darle paso a un sector que requiere “prioridad”. Lo malo es que estas pláticas se alarguen y se concluya con la administración.

En el sexenio de Ernesto Zedillo la reforma de turismo se quedó para después, dándole paso a la reforma de salud, en la que Vicente Fox se quedó en ya merito; y en la de Felipe Calderón la carrera iba por buen camino, pero los cambios de sus titulares y el desencanto por apoyar al sector, hizo que esta industria volviera al stand by, pese a las grandes cifras que dio a conocer, en su momento, la entonces titular de la secretaria de Turismo, Gloria Guevara Manzo.

En este gobierno, al mando de Enrique Peña Nieto, las oportunidades todavía están latentes. La tarea por hacer no es nada sencilla, pero se encuentra más que detectada. Reformular el modelo actual, incrementar los fondos para la promoción nacional e internacional, a través de los recursos del Derecho de No Inmigrante (DNI) y de los impuestos al hospedaje.

La meta es consolidar los destinos turísticos ya existentes, a partir del trabajo conjunto entre la Federación, los gobiernos estatales, los municipales, la iniciativa privada y los sectores laboral y social. Así como diseñar una política aeronáutica. ¿Será mucho pedir?