Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

21 May, 2015

En refrescos, la industria pone y el mercado dispone

Hace unos días la secretaria de Salud, Mercedes Juan, comentó que la reducción de la ingesta de calorías per cápita en México se redujo en 16 calorías desde que se le aplicó el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas de alto contenido calórico (refrescos).

O sea, si considera que el consumo de calorías promedio es de tres mil 24 a 2014 (no hablo de casos personales), evidentemente fue muy pequeño el aporte y por el contrario, parece amplia la distorsión económica que impulsó.

Y es que mire, la industria ha realizado fuertes inversiones para reformular su portafolio e incrementar el número de bebidas con menor contenido calórico. Actualmente
37 por ciento de su portafolio está conformado por bebidas bajas o sin calorías y agua embotellada.

El impacto del IEPS, que se argumentó era para combatir la pandemia de la obesidad, ha sido prácticamente nulo. Y para ponerle cifras, anote que en 2014 las bebidas saborizadas contribuyeron con 18 mil 255 millones de pesos (mdp) por pago de IEPS y 21 mil 380 mdp por pago de IVA, son
39 mil 635 mdp que sumados al IEPS de alimentos no básicos en 2014, da un total de 52 mil 920 millones de
pesos.

El dato alarmante es que la población de menores ingresos es la que incrementó el consumo de refrescos y en conjunto aportó 63.7 por ceinto del total de la recaudación; pero mire, 37.5 por ciento lo aportaron los hogares en situación de pobreza.

Las clases medias aportaron 16.8 por ciento y la población de ingresos altos contribuyó con 19.5 por ciento. Si usted observa, esto demuestra la regresividad del impuesto y el que, con casi 40 por ciento de oferta integrada por productos de bajo contenido calórico, el  mercado no reacciona porque sólo representan diez por ciento de las ventas y concentradas en la población de ingreso alto.

Otro dato preocupante es que no se ve que los casi 53 mil mdp se destinen a programas contra la obesidad, bueno ni al menos en bebederos de agua potable.

En contraparte, la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatas (ANPRAC), que dirige Jorge Terrazas, afirma que el IEPS —un peso por cada litro de refresco— generó un incremento de 15.3 por ciento en los precios y causó una baja de 2.5  por ciento en sus ventas; en tanto que la disminución en la ingesta calórica fue de 6.2 calorías per cápita… esto de una dieta de tres mil 24 calorías de la población mexicana de acuerdo con la FAO.

Hace poco le informaba que en las escuelas de educación básica —públicas y privadas— se registran anualmente cerca de 2.6 millones padecimientos en menores de 15 años asociados con el consumo de agua contaminada, anote usted enfermedades gastrointestinales, obesidad y sobrepeso, que derivan incluso en diabetes. 

Estas cifras no consideran subregistros, que son los casos de enfermedades no cuantificadas por el sistema de salud; y mire que la tasa de incidencia de subregistros de enfermedades diarréicas y gastrointestinales, según la Encuesta Nacional de Salud, reporta 19 subregistros por cada caso registrado.

Lo curioso es que teniendo un presupuesto autorizado para este año de mil 300 millones de pesos en el programa de instalación de bebederos en las escuelas del sistema educativo nacional, nadie sabe si el presupuesto se ejercerá, porque al no haber lineamientos emitidos, simplemente se vuelve letra muerta. Es decir, los planes contra la obesidad sí pueden funcionar, cosa de ponerlos en marcha, ¿no le parece?, pero los impuestos especiales no han tenido un efecto claro ni en la reducción de la obesidad ni tampoco en el cambio de hábitos de consumo de refrescos entre la población de bajo ingreso. El mercado dispone.

DE FONDOS A FONDO

Si hace dos años le hubiera dicho que el sindicato de sobrecargos de Ricardo del Valle firmaría la revisión contractual y salarial anual con Aeroméxico, que dirige Andrés Conesa, 11 días antes de la fecha límite sería inimaginable. Esto ocurrió ayer ante la presencia del secretario de Trabajo, Alfonso Navarrete.

Este acuerdo beneficiará a cerca de mil 750 sobrecargos, de los cuales la tercera parte son extrabajadores de Mexicana. Sin duda se trata de un hecho que no tiene precedente en la relación empresa-sindicato y habla de que existe compromiso de ambas partes para el futuro de la aerolínea.

A esto sume la confianza que demostró Delta y los accionistas al haber adquirido 16 por ciento de las acciones que vendió Citi esta misma semana. Este escenario no escapará a la evaluación que realiza la autoridad investigadora de la Cofece, del expediente de concentración que le solicitaron Aeroméxico y Delta el 8 de mayo.

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