Contradictoria realidad de México

Raúl Martínez Ostos, presidente y CEO de Barclay’s en México, comentaba el jueves pasado, a propósito del exitoso follow on de Vesta por 148.8 millones de dólares, que la extraordinaria demanda sobre sus acciones era una clara expresión de que los inversionistas globales han comprado el nearshoring. 

La firma que dirige Lorenzo Dominique Berho tiene el mismo atractivo que otras como Sempra Infraestructura, que preside Tania Ortiz Mena, pues su portafolio de inversiones en México supera los 15 mil millones de dólares operando y en construcción, elementos que tienen que ver con que “México es, sin duda, un país fundamentalmente atractivo por ser la economía 12 del mundo al cierre de 2022, que en los últimos cinco años ha demostrado su madurez al mantener la estabilidad económica y política con todo y el cambio de signo en el gobierno.

En este contexto se inscribe el anuncio de Pacífico Mexinol, la coinversión que realiza la empresa texana Transition Industries LLC, basada en Houston y dirigida por Rommel Gallo, que utilizará el gas natural procedente de Texas (red que llega a Topolobampo y forma parte del complejo petroquímico de Ahome, donde se produce amoniaco y fertilizantes a base de amoniaco) para producir 300 mil toneladas métricas de metanol verde (a partir de carbono capturado e hidrógeno verde) y 1,800 millones de toneladas métricas de metanol azul  (gas natural con captura de carbón).

Se anunció que el proceso de inversión de los 2,200 millones de dólares termina en 2024, para entrar en operación comercial el próximo año, con una producción estimada de 5,000 toneladas métricas diarias de metanol y se ubica como inversión verde o cero emisiones, porque, hoy, 45% del metanol se produce a partir de carbón.

El proyecto cuenta con el aval y financiamiento de la CFI del Banco Mundial, cuyo vicepresidente para Europa y LAC es Alfonso García Mora, y fue expuesto con alta voz en el marco de la COP28, que mañana llega a su término en Dubái, por ser un ejemplo de inversión zero emisión en la transformación de la matriz energética del carbono.

El problema es la contradictoria realidad. El 20 de noviembre, tres representantes de Texas y miembros del Comité de Servicios Financieros, Vicente González, Dan Crenshaw y Henry Cuéllar, enviaron a Katherine Tai, la negociadora comercial de Estados Unidos, una misiva demandando su inmediata intervención para que se restablezca la exportación de petrolíferos y petroquímicos procedentes de Texas hacia México.

Según la misiva, el pasado 23 de octubre, el gobierno mexicano prohibió la importación de gasolina y petroquímicos en carrotanques procedentes de Texas y a través de la frontera con Tamaulipas, luego de que huachicoleros obligaron a los choferes de una docena de vehículos de carga a derramar, a punta de pistola, el hidrocarburo en un campo abierto.

El reclamo ante la creciente inseguridad se suma a la prohibición gubernamental que, junto con el creciente huachicoleo, en opinión de los congresistas, viola las reglas de libre comercio contenidas en el T-MEC, y no se advierte ninguna acción clara del gobierno mexicano para detener la venta ilegal de gasolina o petroquímico robado que, en lugar de ceder, aumenta.

Estos dos tipos de noticias son la constante. Una que subraya el hecho de que la economía mexicana se ha expandido a un ritmo consistente entre 2021 y 2023, al grado de haber superado a España o Corea en la tabla global de las economías (pasó del lugar 15 al 12), donde la violencia, inseguridad y decisiones contrarias al Estado de derecho son la orden del día.

México sextuplica la tasa de crimen y violencia del promedio mundial y su impacto, de acuerdo con la estimación realizada por el FMI el pasado 30 de octubre, en el Crime and its Macroeconomic Consequences in LAC, mina en medio punto porcentual por año la capacidad de expansión potencial de la economía.

Se puede imaginar cuánto tiempo pasará para que el Mexinol sea blanco del huachicoleo o que los ductos del Pacífico vuelvan a ser saboteados por supuestos grupos indígenas. Ese es el gran desafío de la Cuarta Transformación que encabeza el presidente López Obrador, no sólo controlar el Congreso.