Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

25 Ene, 2024

Simulación o eficiencia energética

Le comenté la publicación de la Sener sobre la actualización de su Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios (ETPUTCL) y, tras revisarlo, se puede concluir que es el diagnóstico de López Obrador sobre su propia política energética y de incorporación de energías limpias, de cara a los compromisos que asumió en las COP 26, 27 y 28. 

Recordemos que México (lo hizo Ebrard en la COP 27 y el Presidente en la mañanera) actualizó sus metas en el componente de mitigación en su NDC al aumentar su compromiso de reducción de 22% a 35% de emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos ocho años, con una inversión de 48 mil mdd y reducir las emisiones en 52 millones de toneladas de carbono, aumentando la adopción de energías limpias para 2030 a 40GW más. Pero la evaluación y metas al cierre del sexenio de 2026 a 2037 exponen una realidad distinta.

Sobre la capacidad de generación eléctrica, al cierre de 2022 alcanzó 87 mil 139 mega watts, de éstos 36% corresponde a energías limpias y 64% a fuentes fósiles. Pero las metas que tiene fijadas el país son sobre energía producida, no sobre capacidad instalada. En este rubro, México sólo produjo 31.2% de energía limpia, aún distante de la meta de 35% de su electricidad por fuentes limpias para 2024 y, una buena parte de ésta se genera, pero no se entrega al Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

De acuerdo con la Sener, el retraso en la meta se debe al impacto negativo que tuvo la pandemia de covid-19, a la demora en la entrada en operación de proyectos de generación privados y públicos, y a las suspensiones judiciales promovidas en contra de los instrumentos legales del gobierno para incorporar al sistema de fuentes renovables “de forma segura”, pues argumenta que el “crecimiento desordenado” y “la intermitencia” de la energía limpia (solar y eólica) pone al SEN en peligro.

Sorprende el argumento, pues lo que retrasó la operación de nuevos parques solares y eólicos fue la política energética actual, enfocada en sólo otorgar permisos a los ciclos combinados de la CFE y la propuesta limpia sólo tiene en la lupa la planta solar de Sonora. El ETPUTCL proyecta incorporar 12 plantas CC a gas con adición de hidrógeno, pero al final son combustibles fósiles. El documento cita que la Cenace, la CRE y la CFE afirman que la falta de infraestructura de transmisión y distribución para acomodar generación renovable y la falta de regulación para desarrollar la infraestructura que dé respaldo a las renovables son el principal obstáculo para incorporar las energías limpias construidas o proyectadas.

Es decir, puros temas que dependen del propio gobierno y entidades públicas. Omiten que la responsabilidad de la falta de estas condiciones es de ellos mismos. Me explico. La CFE tiene el monopolio en transmisión y distribución. Si hace falta infraestructura, es porque la comisión ha incrementado 1.0% y 1.1% las líneas de transmisión y distribución eléctricas, respectivamente. Y es la CRE la responsable de establecer la regulación que permita el desarrollo de la infraestructura de respaldo. Es decir, el gobierno reconoce ser el responsable del estancamiento en la transición energética del país. Sobre los retos que identifican para el gobierno siguiente, la Sener señala que entre 2023 y 2026 sólo se prevé añadir los proyectos firmes con contrato de interconexión y los “proyectos estratégicos” para cumplir con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.

Estos proyectos ya nos los había adelantado la Sener y son los 8 mil 858 MW incluidos en el Prodesen 2023-2037, de los cuales 85% corresponde a generación con fuentes fósiles y sólo 15% a fuentes limpias, por lo que será hasta 2027 cuando se sumen proyectos que permitan alcanzar los objetivos incluidos en la Ley de Transición Energética. El diagnóstico de esta administración es claro: falta capacidad de generación limpia para alcanzar las metas establecidas en la ley. Para añadir esa capacidad es necesario invertir en las redes de transmisión y distribución eléctricas. y apostar por avances tecnológicos (almacenamiento y uso de tecnología para monitorear las horas de mayor demanda y cazarla con la oferta de generación de sistema) que nos permitan acelerar la eficiencia energética.

 

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