Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

9 Feb, 2021

Así, ¿cuánto más aguantarán la economía y el país?

Desde ayer lunes, después de haber reanudado el Presidente sus actividades (es un decir, diría mi admirado Salvador Camarena), conversé con algunos amigos quienes, por decir lo menos, pecaron de ingenuos. Afirmaban que el Presidente regresaría conciliador, prudente  e interesado en los graves problemas del país.

Las evidencias en contra fueron abrumadoras para quienes pensaron en aquella remota eventualidad.

Asimismo, lo que pudo ser una posición de cierto optimismo al ilusionarse con una rectificación por parte del Presidente, los llevó al otro extremo y dicen: ¡Esto no tiene remedio!

Al margen de si esta posición reflejaría objetivamente la realidad que enfrentaríamos los próximos meses, convendría tratar de vislumbrar algunas posibles consecuencias de la posición exhibida por el Presidente ayer lunes.

Lo primero a destacar es su renuencia a entender el papel que juega el ejemplo dado por el gobernante en situaciones como la que enfrenta hoy el mundo, no únicamente México: usar o no cubrebocas.

Como complemento de este absurdo que pone en peligro a más y más mexicanos, están las mentiras en relación con las vacunas. La realidad al respecto es contundente: no existe posibilidad alguna de que en corto tiempo recibamos la cantidad de dosis que maneja el Presidente.

Un elemento más que calificaría —por lo menos— de preocupante es si el hecho de que el Presidente hubiera retomado sus mañaneras —dado lo ahí dicho— significaría, frente a los ya graves problemas que enfrenta el país —tanto en lo económico como lo político—, que, efectivamente, regresó a desempeñar sus funciones como jefe de Estado y jefe de Gobierno. 

Si bien para muchos es obvio que al estar en la mañanera el Presidente está de vuelta, no comparto esa visión.

Frente a los problemas, que se han agravado estas dos semanas —por el conflicto potencial que muchos de ellos significan con Estados Unidos en temas de diversa índole—, ser presidente de México en la coyuntura actual va mucho más allá de estar en un atril frente a un puñado de reporteros e insultar a diestra y siniestra.

En las condiciones actuales, lo digo claramente, gobernar la República Mexicana implica conciliar, llamar a la concordia y cesar insultos y linchamiento a medios y personas específicas, además de dejar de polarizar, como nos tiene acostumbrados.

Gobernar hoy, pues, implica convocar sin reserva a las fuerzas políticas, y a sectores como los empresarios, a un gran pacto de colaboración para, así, enfrentar los efectos de la pandemia por covid ante los cuales, es ya más que evidente, el gobierno ha demostrado incapacidad y una negación preocupante ante el avance sin control del número de fallecimientos y contagios.

*

Por el contrario, ¿qué escuchamos ayer?

Más de lo mismo, recargado. ¿Es esto gobernar en la situación actual? ¿Así actuaría un verdadero jefe de Estado?

Su conducta fue, además de lo ya conocido, la demostración clara de que el presidente López Obrador no rectificará sus posiciones.

De ahí que pregunte: ¿cuánto más aguantará el país, la gobernabilidad y la economía con un Presidente que se niega conscientemente a serlo, pues prefiere ser jefe de una facción política?

 

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