Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

25 Feb, 2021

¿Es el miedo al futuro o la ignorancia y la apatía?

En los tiempos actuales, hay en el ambiente político una pregunta que está en la mente de no pocos la cual, a la fecha, parece ser un misterio irresoluble; esa pregunta ha concitado, desde hace no pocos meses, un interés no menor en quienes han seguido de manera sistemática y permanente el desempeño de este gobierno y, por supuesto, no han dejado de lado las decisiones, ideas y planteamientos que sobre diversos temas ha hecho el Presidente.

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Lo más curioso de este fenómeno —al que no se le ha encontrado todavía una explicación satisfactoria a los ojos de todos—, es que comenzó antes de la toma de posesión de quien lo encabeza, el 1 de diciembre del año 2018. También, hay que decirlo, la abdicación de facto de las facultades constitucionales del anterior Presidente permitió al actual, tomar decisiones desde meses antes de aquel día cuyos efectos se dejaron sentir de inmediato en varios aspectos de la vida nacional.

Casi 27 meses después, la pregunta sigue interesando a quienes se han dedicado a ver con ojos críticos los gobiernos anteriores, desde el de Echeverría a la fecha. Repiten la pregunta ante las cifras de cada encuesta las cuales, afirman acríticamente algunos, dejan ver la popularidad y aprobación del Presidente.

¿Por qué, a pesar de los resultados desastrosos obtenidos por este gobierno en prácticamente todos los aspectos de la gobernación y la vida nacional, la popularidad del Presidente sigue elevada? Esta pregunta, aparentemente sin mucha complejidad, es el misterio que hoy preocupa —más que ocupa— a los partidos de oposición, y a sus ya candidatos y a los potenciales. Ahora bien, ¿en verdad no hay todavía una explicación de tal fenómeno? Es más, ¿en verdad lo es, o esa popularidad que las encuestas intentan medir de la manera más objetiva posible, terminará siendo un espejismo como en algunos casos anteriores cuando, imparable la realidad, se hace presente para burlarse de los ingenuos que pensaron que sus deseos o visión subjetiva e interesada de las cosas constituían una realidad incontrovertible?

Sin pretender en modo alguno encontrarle la cuadratura al círculo ni mucho menos, veo dos aspectos los cuales, sin ser los determinantes —tampoco los únicos— de esa popularidad que a los ojos de muchos parece ser algo inexplicable, tienen cierto peso en la explicación que respondería la pregunta aquella. Ellos son: el miedo al futuro de la casi totalidad de nuestra clase política y de los mexicanos y, elemento no menor, la ignorancia y la renuencia y abdicación a analizar el desempeño del gobernante, de un porcentaje muy alto del electorado.

Puesto lo anterior de otra manera, lo diría así: son el miedo al futuro que nos caracteriza como sociedad, y la apatía y desinterés del que más que ciudadano es siervo, y se doblega sumiso ante el poderoso.

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¿Tendría usted alguna idea que permitiere resolver la pregunta mencionada? ¿Qué elementos explicarían, desde su punto de vista, la popularidad del Presidente por encima del desastre actual? Es más, ¿aceptaría usted la posibilidad de que la popularidad del Presidente se deba, a que vamos muy bien?

 

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