Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

23 Feb, 2021

¿Es imposible o sólo muy difícil?

He comentado, en este mismo espacio —este lunes 8, por ejemplo, en las páginas editoriales de Excélsior—, acerca de lo difícil que es concretar en amplios grupos sociales un cambio cultural en cualquier tema.

Hoy, no pocos dan casi como un hecho consumado que decenas de millones de electores emitirán su voto en contra de los candidatos de Morena a cualquier puesto de elección popular.

Debo decir, también, que el énfasis mayor de aquellos está puesto en la elección de diputados federales porque es en esa Cámara donde se aprueba el Presupuesto de Egresos de la Federación, tema crítico para el Presidente de la República y su gobernación.

Sin poner en duda dicha eventualidad —el rechazo masivo a los candidatos de Morena—, quiero comentar lo que me parece hoy una imposibilidad o, si lo prefiere, una gran dificultad para que decenas de millones emitan su voto en favor de otras opciones en el número que algunos pronostican.

Lo primero, tal y como señalé en la colaboración del 8 de este mes indicada arriba, es la dificultad de lograr en tan corto tiempo, un cambio de mentalidad de la profundidad que se requeriría para lograr aquel objetivo.

Lo segundo tiene que ver con la mentalidad de quienes, en vez de ser ciudadanos, han preferido ser siervos del poderoso en turno. Esta conducta los ha llevado a conformar una gran comunidad que el Presidente llama pueblo bueno y sabio el cual —duele decirlo, pero es la verdad—, no es bueno ni sabio; por el contrario, tiende a ser interesado y oportunista cuando no gandalla y sinvergüenza.

Asimismo, hay otro aspecto de gran importancia: sus bajos niveles de educación y el rechazo irracional de todo aquello que huela a política y participación en lo público les impiden, no únicamente analizar candidatos y propuestas, sino también, mostrar siquiera intención e interés alguno en hacerlo.

Ante lo que considero una dolorosa y ofensiva realidad, la cual hemos venido construyendo desde los años del sexenio cardenista, ¿dónde está el trabajo masivo, permanente y sistemático de quienes afirman que decenas de millones de electores votarán como ellos imaginan y desean? Asimismo, ¿dónde está el trabajo partidario, masivo, permanente y sistemático de los dirigentes, militantes y simpatizantes de los partidos de oposición, para intentar convencer a millones de la necesidad imperiosa de no votar por los candidatos de Morena? La verdad, brillan por su ausencia.

¿Qué explica ese desinterés? ¿Acaso la espera de un milagro o algo mágico que haría que ese elector cambiare de manera radical su mentalidad para no entregar su voto a Morena y sí a los candidatos de algún partido opositor? ¿O simplemente esperan se concrete lo que los tuits de algunas personalidades plantean y pronostican en los espacios donde la inmensa mayoría de los electores afines —ciega y acríticamente— a Morena no participan, por razones de índole diversa?

Frente a lo planteado en párrafos anteriores, ¿qué piensa usted? ¿Coincide conmigo o piensa que decenas de millones de electores le darán la espalda a Morena y a sus candidatos y, en consecuencia, perderá el control de la Cámara de Diputados que obtuvo indebidamente?

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