Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

2 Mar, 2021

¿Habría triunfado la sensatez y visión de futuro?

Es bien sabido —por quienes siguen de manera sistemática las relaciones diplomáticas entre gobiernos— que lo que se discute en privado entre gobernantes, rara vez sale a la luz pública. Los boletines que ambos gobiernos emiten, una vez terminada la reunión entre aquellos, haya sido virtual o presencial, usan un lenguaje mediante el cual, como los bikinis, lo más interesante es lo que ocultan no lo que dejan ver.

Ayer, de manera virtual, se reunieron los presidentes de Estados Unidos y México. Si bien por parte del nuestro hubo declaraciones previas acerca de los temas que para él serían los centrales de la plática, eso no garantizaba en modo alguno que ellos constituirían, efectivamente, lo fundamental de dicha reunión.

Por el contrario, dada la realidad de las relaciones entre ambos gobiernos a partir del triunfo del presidente Joe Biden y, también, el trato discriminatorio que desde hace varios meses se ha venido dando a compañías de aquel país, las cuales se dedican a importar a México gasolinas y diésel para su posterior comercialización en las estaciones de servicio que han abierto en México, el ambiente no es, por decir lo menos, amigable.

Asimismo, la decisión del Ejecutivo mexicano de modificar la Ley de la Industria Eléctrica para favorecer, de manera incomprensible desde cualquier punto de vista, a la Comisión Federal de Electricidad en detrimento y daño, no únicamente de empresas que han invertido en México en plantas generadoras de fuente diversa al carbón y el combustóleo altamente contaminante —subproducto del proceso de refinación en Petróleos Mexicanos que rebasa, con mucho, los niveles permitidos de azufre—, sino también a millones de mexicanos, ha enrarecido el ambiente de la relación.

Si a esto sumamos la visión a favor del medio ambiente del presidente Biden y del primer ministro Trudeau, dudo mucho que los temas centrales de la plática hubiesen sido los que señaló anticipadamente nuestro Presidente.

La realidad de las relaciones entre México y Estados Unidos y Canadá, se entienda y acepte o no, obra hoy en contra de las intenciones e ilusiones sin soporte alguno del Ejecutivo mexicano. 

Por otra parte, responder a algún seudoreportero que la iniciativa de reforma de la Ley de la Industria Eléctrica sería aprobada por el Senado —al igual que hicieron los diputados, que ni una coma cambiaron— porque México es un país soberano, y citar en apoyo de su posición el texto anacrónico de la Fracción X del artículo 89 constitucional fue, simplemente, despreciar la naturaleza actual de las relaciones entre economías abiertas con gobiernos democráticos.

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El viejo concepto decimonónico de la soberanía no es hoy, siquiera, un mal argumento para justificar el aislamiento y una autarquía digna del peor feudalismo. Hoy, son la interdependencia y la estrecha colaboración entre gobiernos y la complementación entre sus economías lo que guía y define sus relaciones.

De ahí la pregunta: ¿qué habrían discutido prioritariamente ayer, ambos presidentes, vacunas y migración, o energía y las violaciones por la parte mexicana de la letra y espíritu del T-MEC en esa materia? ¿Qué piensa usted?

 

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