Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

7 Feb, 2024

Una decisión que pagarían “justos por pecadores”

Por lo visto, el presidente estadunidense Joe Biden les ordenó a sus subalternos del Departamento de Transporte (DOT, en inglés) que le metieran presión al gobierno mexicano por reducir los slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y por haberse llevado los vuelos de carga al Felipe Ángeles (AIFA), pero estos apuntaron mal la “escopeta” y se equivocaron de “presa”.

Al acabar con el Acuerdo de Colaboración Conjunta entre Aeroméxico y Delta, como amagó la autoridad de ese país, no sólo serán afectadas estas dos compañías, sino los viajeros y muchos trabajadores.

Cualquiera podría pensar que los competidores de Aeroméxico, como Viva o Volaris, celebrarían esta decisión, lo mismo que los de Delta, como American Airlines y United.

Por ello es muy interesante el posicionamiento de la Cámara Nacional de Aerotransporte (Canaero), que agrupa en México a las aerolíneas nacionales y extranjeras.

Concretamente señaló que, de confirmarse la decisión del DOT, habrá “una afectación grave a los usuarios del transporte aéreo entre ambos países, a las rutas y frecuencias existentes, así como a fuentes de empleo, afectando, además, a millones de pasajeros y el desarrollo de negocios y cadenas de suministros”.

Para sustentar esa dura afirmación, la Canaero dio a conocer cinco puntos que se resumen de la siguiente manera:

1. Los acuerdos de colaboración entre aerolíneas permiten ofrecer a los usuarios precios más bajos.

2. Gracias a ellos aumenta la ocupación de asientos, lo que se traduce en una menor emisión de CO2.

3. Debido a esta alianza de 2017, a la fecha se crearon 20 rutas nuevas y el tráfico aumentó en 7.5 millones de pasajeros.

4. En 2023 los precios reales promedio de los boletos bajaron casi 15% respecto a 2022.

5. Además de usuarios y trabajadores, resultará afectada toda la cadena de valor de los viajes, lo que incluye destinos de hoteles, restaurantes, agencias de viajes y touroperadores.

Visto desde esta perspectiva, resulta que, más allá de culpar a la 4T por sus decisiones en materia de aerotransporte, el DOT, en lugar de sancionar a los responsables de su desacuerdo, estará castigando a muchos inocentes.

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DIVISADERO

GUÍA MICHELIN. La razón de fondo por la que no había venido a México la guía gastronómica francesa que otorga las codiciadas estrellas a los restaurantes, es debido a sus precios.

Algunos países ricos, como Estados Unidos, Japón, España o Francia, no han tenido reparo en pagar lo que cobra esa empresa por enviar sus inspectores a calificar los restaurantes de un país. Tampoco se puede decir que no hayan salido beneficiados, pues, de lo contrario, esta guía no existiría; pero, al hacer cuentas, un dato que está saltando es por qué los destinos mexicanos participantes, en lugar de pagarle a la compañía francesa, lo estarán haciendo a través de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac), que preside Germán González.

Cada uno de los seis patrocinadores desembolsará un millón 50 mil dólares, 150 mil el primer año, 400 mil el segundo año y 250 mil el tercero y cuarto, respectivamente.

Pero lo que algunos se están preguntando es por qué no pagarle directamente a Michelin, ahorrándose, de entrada, el IVA, pues se aplicaría el convenio entre México y Francia para evitar la doble tributación.

Ojalá sea un cálculo mal hecho y que no haya por allí un “gato encerrado”.

 

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