Darío Celis

Tiempo de negocios

Darío Celis

14 Feb, 2019

La joya de la corona del T-MEC

Hace 12 años, Napoleón Gómez Urrutia controlaba el 90% de los mineros del país. Tenía los sindicatos de las empresas de Alberto Baillères, Carlos Slim, Germán Larrea y Alonso Ancira, entre otros.

En su sindicato minero estaban las empresas nacionales y extranjeras más relevantes. Pero, tras su autoexilio y regreso, ahora con la Cuarta Transformación, sólo tiene el 10% de lo que fue su reino.

En la nueva era del T-MEC, el senador regresa por sus fueros y, con la ayuda de la United Industrial, la AFL-CIO y la United Steel Workers, pretende quedarse con la joya de la corona del nuevo acuerdo comercial.

Hablamos de la industria automotriz, que emplea 1.9 millones de personas, contribuye con 2.9% del PIB nacional y que, en los últimos siete años, ha invertido unos 60 mil 677 millones de dólares.

Pero lo más relevante para un líder sindical que sigue la pista al dinero es lo que cada trabajador sindicalizado aporta en cuotas. En Estados Unidos y Canadá la tarifa va de 1% a 5% del salario mensual.

El T-MEC está firmado por los gobiernos de los tres países, pero no está ratificado por sus respectivos congresos. Y, a juzgar por lo que está sucediendo, Donald Trump no la va a tener fácil.

Lo más seguro es que sea hasta el segundo semestre del año cuando los demócratas y los republicanos en Estados Unidos lleguen a un acuerdo y tome vida el pacto comercial trilateral.

Pero, en el camino, México va a modificar su Ley Federal del Trabajo, poner en práctica los acuerdos con la OIT y estar dispuesto a firmar un acuerdo paralelo laboral y de medio ambiente.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador va a desmantelar el sindicalismo histórico de la CTM y la CROC y creará sus nuevas confederaciones sindicales que se repartirán el botín.

En tanto, dirigentes políticos como Napoleón saben que empresarios mineros como Slim, Baillères, Larrea, Ancira, entre otros, van a hacer todo por no dejar pasar al senador de Morena.

Pero la estrategia de Napito va en otro sentido. Quiere cerrar la pinza: controlar los sindicatos de la industria automotriz en México con la ayuda de la AFL-CIO y la Steel Workers.

Para ello retomará los postulados de la libertad sindical, transparencia en el uso de recursos, eliminación de sindicatos blancos y respeto a los acuerdos internacionales en materia laboral.

Pero las cuotas millonarias sindicales de la industria automotriz y de autopartes en México son muy importantes, por lo que muchos dirigentes están dispuestos a dar la vida.

Sobre todo con el ajuste salarial, que se va a dar una vez que entre en operación el T-MEC. Se estima que cada trabajador sindicalizado aporte cuotas hasta del cinco por ciento.

La industria de autopartes tiene alta vocación exportadora, emplea a 810 mil personas y tiene un valor de más de 84 mil millones de dólares, de los que 83% son exportaciones directas.

Está ubicada en dos regiones del país: en el Bajío está el 30% y en la frontera norte el 50%, en estados como Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

La industria automotriz marcha a gran velocidad en México y seguirá siendo uno de los sectores ganadores del nuevo tratado y un platillo apetitoso para gobiernos estatales, políticos y líderes sindicales.

Ello porque los proveedores de autopartes están en 24 estados: 20 complejos de autos y motores están en 12 estados, 11 plantas armadoras en ocho entidades y genera un millón 904 mil 835 empleos.

ANIPAC ACUDE AL LLAMADO

Al Senado fueron llamados todos los actores involucrados en el debate de los plásticos. Convocados por el senador Carlos Ramírez Marín, se escucharon las propuestas de organizaciones de la sociedad civil, universidades, gobierno y las empresas agrupadas en la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC), al mando de Aldimir Torres. Este gremio propuso un Acuerdo Nacional para una Economía Circular, en el que promueve que se incentiven, apoyen y evidencien mejores prácticas de desarrollo económico y empresarial, basado en una economía circular. En ella se impulsan iniciativas de innovación, ecodiseño y energías renovables. Además de buscar que, de manera conjunta, lleguen a una definición de una nueva regulación para los productos plásticos, la cual involucra disminuir su consumo, reutilizar, reciclar y compostar.

OPACIDAD EN CULTURA

Resulta que en la Secretaría de Cultura, que comanda Alejandra Frausto, acaban de entregar, sin licitación, un contrato por 3.4 millones de pesos mensuales a Gerlim, para que se encargue de la limpieza de sus instalaciones del periodo comprendido del 12 de febrero al 31 de diciembre de este año, monto que supera los 35 millones de pesos. Lo que sorprende dentro del sector es que se adjudicó directamente, a pesar de que la Secretaría de la Función Pública establece claramente que con esta modalidad no hay competencia entre las proveedoras existentes, motivo por el que recomienda no recurrir a ella. Este caso bien podría entrar en lo que el propio presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha puesto de moda, ya que podría “no ser ilegal, pero sí inmoral”.

 

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