José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

4 Jun, 2021

La banca central ante difícil encrucijada

Los bancos centrales se crearon para dotar de solidez a los sistemas financieros de las economías, actuando como su prestamista de última instancia y ofreciendo la liquidez necesaria para afrontar las crisis recurrentes que afligen a los sistemas bancarios y de esa manera preservar o restaurar su estabilidad.

En muchos casos, los bancos centrales también se usaron como la “caja chica” de los gobiernos por su capacidad de crear dinero, lo que permitía gastar sin límite alguno, lo que es siempre popular y sin tener que elevar los impuestos, que nunca parece oportuno, o emitir deuda pública a un alto costo.

Cuando esto ocurrió siempre fue seguido, tarde o temprano, de la temible inflación, o sea, el alza generalizada y sostenida de los precios, lo que de hecho es un impuesto invisible que pagan quienes tienen sus ahorros en efectivo o en activos que no se revalúan con la inflación, que suelen ser los más pobres.

Después de múltiples episodios inflacionarios que devastaron a muchos países y sembraron resentimiento entre clases sociales que se culpaban mutuamente del alza en los precios, se resolvió que había que dotar a los bancos centrales de autonomía del gobierno e impedirles financiar su deuda.

Sin embargo, la autonomía de los bancos centrales, clave de la desinflación lograda en muchos países, hoy se cuestiona por haber fallado en prevenir la Gran Depresión de 2008, pues inyectar liquidez para superar la crisis llevó a tasas bajas de interés, lo que devastó a los ahorradores pobres, mientras que le dio ganancias récord a los inversionistas en activos, que suelen ser los más ricos.

Así, se culpa a los bancos centrales de exacerbar la mala distribución de la riqueza y de ser antidemocráticos al no depender directamente de quienes han sido elegidos por el voto popular para dirigir los gobiernos, además de querer endosarle nuevas funciones que no tienen nada que ver con su misión esencial.

*

Basta ver el programa de la conferencia monetaria que convoca el respetado National Bureau of Economic Research, para el 12 de junio próximo:

1. Política monetaria y desigualdad racial; 2. Política monetaria y desigualad (económica); 3. Prepago de hipotecas, raza, y política monetaria; 4. ¿Qué tan poco ortodoxa es la política monetaria verde?

Respecto a este último tema, el Banco de Pagos Internacionales recién acaba de tener su conferencia virtual con el título El cisne verde 2021: banca central y estabilidad financiera en la era del cambio climático, en la que discutió cómo deben enfrentar los sistemas financieros nacionales e internacional el cambio climático y sus consecuencias sobre las economías.

Todo este estruendo sobre la “inminente debacle” que se cierne sobre la humanidad y el papel que deben jugar los bancos centrales y el sistema financiero mundial para impedirla, se basa en la errónea premisa que ofrecen los alarmistas del calentamiento global y sus temibles secuelas, que son fantasiosas y exageradas.

Exploraré la verosimilitud del catastrofismo climático en próximas entregas.

 

El autor es consultor en economía y estrategia en Washington D.C. y catedrático en universidades de México y Estados Unidos.

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube