José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

9 Jul, 2021

Teoría Crítica de la Raza

Inicié la semana pasada el relato del racismo en EU y cómo surgió una corriente opuesta de pensamiento y adoctrinamiento que pretende enmendar el horror de la esclavitud y la discriminación racial sustentando que “la raza es una categoría cultural inventada para oprimir a la gente de color.”

La Teoría Crítica de la Raza (CRT) afirma que “la ley y las instituciones de EU son inherentemente racistas y existen para crear y preservar la desigualdad social, política y económica entre blancos y gente de color, sobre todo los negros”.

CRT afirma que “las leyes que imponen estándares neutros respecto a la raza no sirven, sino para atenuar los más extremos casos de opresión con nulos beneficios prácticos para grupos minoritarios marginados al solo darles igualdad de trato y oportunidad, pero no igualdad de resultados”.

En el párrafo anterior emerge el linaje marxista de quienes lo plantean, pues ninguna sociedad libre puede imponer la igualdad de resultados y preservar su libertad, al tiempo que se arrasa el orden que se ha dado la sociedad para igualar oportunidades para todos, lo que implica acabar con ella.

El gurú de la CRT, Ibram X. Kendi, de la Universidad de Boston, propone crear la Secretaría del Antirracismo, entidad autónoma que tendría el poder de nulificar, vetar o abolir leyes en todos los niveles de gobierno y suprimir el discurso de políticos que no sean suficientemente antirracistas.

Un resultado concreto de crear tal horror sería derruir el capitalismo pues, como afirma Kendi, “para ser en verdad antirracista, hay que ser anticapitalista también,” lo que implica el fin de la propiedad privada, del federalismo, los derechos individuales, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión.

¿Cómo se aplica CRT? En el gobierno
se ha generalizado “reeducar” al personal blanco acusado de cometer “micro-
inequidades” al haberse vuelto “opresores”, pues “todos los blancos contribuyen al racismo,” que la “cultura machista blanca equivale al Ku Klux Klan,” y sandeces similares.

El CRT envenena al sistema educativo: niños de primero de primaria son forzados a “deconstruir su identidad racial y sexual” y autoclasificarse por “su poder y privilegio;” maestros de secundaria deben ubicarse en una “matriz de opresión” porque los “hombres heterosexuales, blancos, cristianos, que hablan inglés, son opresores y deben expiar ser privilegios y su encubierta supremacía blanca”.

Se obliga a chicos de quinto años de primaria a celebrar el “comunismo negro” y simular manifestarse para liberar de prisión a la terrorista Angela Davis, acusada de homicidio. La autoridad escolar de Seattle acusó a sus maestros blancos de ser culpables del “homicidio espiritual” de sus estudiantes negros y los conminó “a demoler sus privilegios y aceptar que le robaron la herencia a sus alumnos” (Christopher F. Rufo, del Manhattan Institute ha documentado cientos de ejemplos como éstos. https://www.city-journal.org/how-to-fight-critical-race-theory).

El columnista George F. Will relata la renuncia de una maestra de una escuela privada en Nueva Jersey por “adoptar una ideología dañina para el desarrollo emocional e intelectual de sus estudiantes al forzarlos a verse a sí mismos no como individuos, sino como representantes de grupos opresores u oprimidos”.

En próximas entregas relataré la virulenta reacción al CRT y sus graves secuelas políticas.

 

El autor es consultor en economía y estrategia en Washington, D.C. y catedrático en universidades de México (ITAM) y Estados Unidos (Georgetown y American).

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