Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

27 Jul, 2020

AMLO diagnostica bien, pero receta mal

 

Una de las mayores habilidades del presidente Andrés Manuel López Obrador es la de diagnosticar los problemas del país y poner el dedo donde la enfermedad impresiona más a la sociedad.

Ganó la elección porque diagnóstico la enfermedad que más molesta a la sociedad: la corrupción. Arrolló a los otros partidos políticos con sus acusaciones de colusión de PRI y PAN y puso el dedo en la llaga con su creación de “la mafia del poder”.

Ya en el gobierno, sus diagnósticos sobre los grandes salarios de la burocracia, los excesos del poder personificados en el avión presidencial y Los Pinos; y la corrupción en los tratos del gobierno con el sector privado, lo tienen con una popularidad que, por donde se vea, anda sobre el 50%, lo que aún le alcanza para tener un sólido liderazgo.

Los problemas empiezan cuando el Presidente receta para curar las enfermedades que diagnostica, pues ninguna, o casi ninguna, cura las enfermedades diagnosticadas, más aún, en la mayoría de los casos, las agrava.

El ejemplo más reciente se dio apenas esta semana. El secretario de Comunicaciones y Transportes renunció porque no pudo convencer al Presidente de que militarizar los puertos no es una idea acertada.

El Primer Mandatario diagnosticó acertadamente que el crimen organizado se está apoderando de los principales puertos y recetó, como medicina, su militarización. Es una medicina equivocada; pero prefirió la cabeza de su amigo Jiménez Espriú, que cambiarla.

También el diagnóstico de los excesos del poder personificados por el avión presidencial es cierto, pero la medicina, vender el avión, está equivocada.

Desde luego, la corrupción en el país es infinita, pero la medicina, que tiene como antídoto principal a Emilio Lozoya, no basta y menos cuando está rodeado de manadas enteras de impresentables en las que sobresalen los Manuel Bartlett, las Irma Eréndira Sandoval y los John Ackerman, entre otros.

Su receta para curar a la economía de los efectos de la pandemia en realidad está matando al paciente y su receta para enfrentar la pandemia misma, con sus detente y su valor moral, rayan en necedades.

Ahorita diagnosticó bien que el sistema de pensiones del país está enfermo y ya recetó la cura. El problema es que la medicina la aplica donde menos se necesita, en el sistema de pensiones privado, el de las afores, y deja fuera la parte donde está la enfermedad, que es la de los trabajadores del gobierno y la de los entes paraestatales, como Pemex y CFE.

Más aún, su medicina es totalmente la contraria a la que se aplica en otras partes del mundo para la misma enfermedad. Allá aumentan la edad para pensionarse, aquí pensiona a “Jóvenes” de 60 años o menos, allá aumenta el tiempo de cotización, aquí se disminuye, allá se distribuye entre todas las partes el aumento del dinero aportado, aquí se le carga todo a las empresas privadas.

Y así, todos los días el Primer Mandatario receta medicinas que han llevado a la recesión a la economía desde 2019 y que le producirán la peor caída en la historia sin posibilidades de recuperación en el mediano plazo. Está militarizando sectores como aduanas, puertos y la construcción de infraestructura —tareas de naturaleza civil— y, en general, aplica una medicina que está colapsando al país en casi todas sus actividades y en todas sus regiones.

 

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