Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

15 Jul, 2019

La moneda está en el aire: ¿recesión o sólo estancamiento?

Buena parte de la discusión nacional se está centrando sobre si la economía mexicana ya está en recesión.

El nuevo secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, el mismo día en que tomó posesión, aseguró que “estamos lejos de una recesión”.

Y el Presidente de la República dijo que no ve la amenaza de una recesión y protestó: “¿Por qué no dicen que el peso es la moneda que más se ha fortalecido y por qué no dicen que hay menos inflación que antes?”.

El Primer Mandatario ha insistido en la fortaleza del peso contra el dólar y en una inflación que se mantiene estable en 4.5%, como señales de que las cosas van bien.

Tendría que ver que el peso está fuerte, porque en México las tasas de interés andan arriba de 8.0% mientras que, por ejemplo, en Estados Unidos apenas rebasan el 2.0%, lo que atrae capitales golondrinos que refuerzan la posición de nuestra moneda contra el dólar.

Habría que explicarle también que, con una economía que se detiene, cuando menos en la primera etapa, los precios no aumentan. De lo que se habla es de una recesión, no de una estanflación, que combina la caída de la economía con el disparo en los precios.

Lo que la economía mexicana  vive ahora es realmente la puerta de una recesión, aunque, como hemos señalado en este mismo espacio desde hace semanas, en la vida real, muchos sectores están sufriendo ya los efectos de la economía que no crece.

La idea de una recesión ha tomado fuerza, en especial por las expresiones de cuando menos uno de los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México en el sentido de los indicadores actuales “ya sugieren la posibilidad de una ligera recesión”.

Desde luego, los datos de la producción industrial en mayo, con una cifra negativa de 3.1% en cifras anualizadas; del menos 9.0% de la industria de la construcción y del menos 8.9% de la minería, son datos que indican el parón económico que ya se siente en prácticamente todos los sectores.

El 31 de julio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía dará a conocer las cifras del Producto Interno Bruto (PIB) del país para el segundo trimestre. Los pronósticos optimistas dicen que podrían indicar un crecimiento de 0.5% entre abril y junio; otros creemos que la cifra será negativa y que confirmará que la economía mexicana está ya en recesión.

A estas alturas, la realidad es que los principales motores del crecimiento económico ya se apagaron. La inversión pública y privada, el consumo y las exportaciones ya se marchitaron y, fuera del gobierno, la mayoría de los analistas acepta que se vive ya un estancamiento.

La realidad es que enfrente más amenazas que esperanzas: el manejo general del país no varía, no se ve ninguna política pública a favor del crecimiento y sí existe el temor sobre que el Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos no sea el adecuado y los bonos de la empresa se conviertan en chatarra.

Pensar que la economía mexicana crecerá siquiera 1.0% este año es esperar un milagro que no se ve que pueda ocurrir en este gobierno.

Hasta el próximo lunes y, mientras, no deje de seguirme en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado y en mi cuenta de twitter @jerezano52

 

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