Los bancos no abren el crédito a empresas

Entre las barbaridades que dice el Presidente de la República en materia económica, se asoman algunas verdades sobre el comportamiento de empresarios y banqueros, las cuales permiten que los amlovers y algunos más, sientan que todo lo que dice el Primer Mandatario es Urbi et Orbi.

Entre las verdades que se asoman está la voracidad con la que actúan algunos agentes económicos cuando se trata de apoyos gubernamentales. Y por eso López Obrador habla de que no rescatará con dinero público ni a empresas ni a bancos.

A estas alturas, el comportamiento de los bancos, de algunos al menos, es un ejemplo bien claro del porqué el Presidente se disgusta con el gran capital.

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Sucede que el 21 de abril, Banco de México anunció diez medidas para darle mayor liquidez al sistema financiero y garantizar su sano desarrollo, así como para fortalecer los canales de otorgamiento de crédito a las empresas.

El paquete, por 750 mil millones de pesos, equivalente al 3.3% del PIB, fue recibido con entusiasmo por parte del sector privado, que lo vio como el primer paso concreto y eficaz para apoyar a las empresas.

El sector privado vio la decisión del Banco de México como una oportunidad para fortalecer la liquidez de las empresas solicitando crédito y renovando líneas crediticias con la banca.

Sin embargo, esto no pasó.

Tenemos información de varias partes del país que dicen que la banca recibió el dinero, pero no lo está prestando. Más bien lo está utilizando para fortalecer sus balances, redimiendo bonos e instrumentos de deuda gubernamental.

El 24 de abril, por cierto, hubo una operación donde el sistema financiero que opera en el país entró a una subasta en la que cambió bonos gubernamentales por dinero.

Frente a esas operaciones, muchos empresarios de todo el país se quejan, por ejemplo, de que les cancelaron sus líneas de crédito revolvente, las cuales consisten en que se me asigna una línea y yo dispongo de ella, le abono cuando tengo liquidez y la uso cuando la liquidez se aprieta, sin más trámite que girar contra ella.

Pues esas líneas, nos dicen, fueron canceladas por muchas instituciones, con lo cual la liquidez de las empresas se fue por la borda.

En lugar de ello, les ofrecieron que el saldo de la línea se les documentaría a tres o cuatro años, con seis meses de gracia.

“Eso no me sirven, dijeron muchos empresarios, necesito la revolvencia por la liquidez que me permite. Incluso había pensado en solicitar que la línea se ampliara”.

Así que todo parece indicar que la intención del banco central de que en estos momentos haya más crédito disponible para las empresas se quedó, simplemente, en la buena intención de la Junta de Gobierno del instituto central, porque para las empresas obtener crédito sigue siendo difícil, cuando no imposible.

Por este tipo de conductas, el presidente Andrés Manuel López Obrador critica al gran capital, con razón, y fortalece ante su público sus barbaridades económicas.

La Junta de Gobierno del Banco de México debiera vigilar que el programa de apoyo a la liquidez también llegue a las empresas.

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