Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

13 Ene, 2020

Los buenos resultados son de Banxico, no de la 4T

 

Casi todo mundo sabe que, si se hacen las cosas igual, se obtienen los mismos resultados. El casi hay que usarlo porque está claro que el Primer Mandatario insiste en que “vamos bien” y, por lo tanto, seguirá haciendo lo mismo.

El problema es que, sin duda, los resultados serán iguales que en 2019: economía estancada, caída en la creación de empleos formales, desplome de la inversión y, en resumen, mayor pobreza.

En el termómetro del presidente Andrés Manuel López Obrador, las cosas van muy bien, ya que la inflación está en uno de los niveles más bajos de la historia reciente de México y el tipo de cambio se mantiene fuerte. Pero esos no son resultados de su gestión gubernamental, sino de la política monetaria que lleva a cabo el Banco de México, gobernado por
Alejandro Díaz de León, cuya autonomía, por cierto, no es del agrado del Poder Ejecutivo.

En efecto, la inflación está baja porque, a raíz del “gasolinazo” de Enrique Peña Nieto y de la depreciación del peso que causaron los tuits del presidente estadunidense Donald Trump, el banco central elevó la tasa de interés objetivo o de referencia.

El manejo estricto, prudente y cuidadoso de la política monetaria es lo que ha producido una inflación históricamente baja, y la elevada tasa de interés de 7.25%, en este momento, la que explica la fortaleza del peso frente al dólar. Pero si esos son resultados de la política monetaria del Banco de México, el estancamiento económico, la caída en la inversión, la menor generación de empleos formales, la crisis en la industria en general –especialmente en el sector de la construcción– son el resultado de la estrategia del actual Ejecutivo Federal.

 

No es sólo el cada vez más preocupante manejo de las finanzas públicas, sino el cambio de reglas que se han impuesto en el sector energético y farmacéutico y, en general, la falta de certidumbre jurídica ante decisiones como la tan comentada cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, como la Ley de Extinción de Dominio, el borrón de las asociaciones público privadas, el portazo a la entrada de capital privado en la generación de energía o en la exploración y explotación del petróleo.

Todas esas decisiones, y varias más, aderezadas con la mañanera, son las que vemos en la caída de la inversión, la disminución del consumo privado y las cifras negativas en la adquisición de bienes de consumo duradero; y hasta en un superávit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, el cual los ignorantes del régimen aplauden sin saber que eso significa que se está transfiriendo al exterior ahorro generado internamente.

Los resultados no serán buenos. La economía seguirá estancada este año, como hemos reiterado en este espacio, y eso producirá una caída en el nivel de vida de la población en general y un aumento de la pobreza.

No hay otro camino.

Una economía que no crece es como un pastel que no se hace más grande y, por lo mismo, cada vez le tocan rebanadas más pequeñas a quienes más lo necesitan.

Hasta el próximo lunes y, mientras, no deje de seguirme en mi página de Facebook, Perspectivas de Luis Enrique Mercado, y en mi cuenta de Twitter @jerezano52.

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube