Vamos por el camino equivocado

Para casi todo mundo es claro, dentro y fuera del país, que el rumbo que ha tomado el Presidente electo es insostenible.

En unas cuantas semanas, se ha perdido la credibilidad de la cual gozaba México en los mercados financieros internacionales y las señales de que eso es cierto van desde el editorial y la caricatura de Andrés Manuel López Obrador en la revista The Economist,
hasta la forma como se han movido calificaciones de riesgo crediticio, tasas de interés y cotizaciones.

Fitch Ratings bajó la calificación de la deuda mexicana de una perspectiva neutral a negativa, “lo que refleja el deterioro en el balance de los riesgos que enfrenta el perfil crediticio de México, asociado a un ambiente de incertidumbre y deterioro en las políticas de la próxima administración”.

El rendimiento del Bono México, uno de los más apreciados y con mayor liquidez en los mercados internacionales, subió de 8.3% en octubre a 9.0% en noviembre y venía de 7.7% en los primeros días de julio.

El Riesgo México, medido por el Índice de Bonos de Mercados Emergentes, subió 30 puntos base desde el primero de octubre a los primeros días de noviembre.

El Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores bajó 4.8% del primero de octubre al 15 de noviembre y en el camino sufrió la peor caída en una década, como respuesta a la iniciativa de reforma de ley para eliminar 13 comisiones que cobran los bancos.

El peso mexicano se depreció 9.0% del primero de octubre al 15 de noviembre.

En octubre, la inflación anualizada se ubicó en 4.90% como reflejo del aumento en el precio de los combustibles, que subieron como resultado de la depreciación del peso respecto al dólar.

Y para cerrar con broche de oro, el Banco de México elevó su tasa de referencia a 8.0% para prevenir presiones inflacionarias y, como se dijo en la Junta de Gobierno, donde se tomó la decisión, en un entorno que “presenta importantes riesgos de mediano y largo plazos, que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país, su capacidad de crecimiento y la formación de precios en la economía.”

La única respuesta real de Andrés Manuel López Obrador ha sido el nombramiento de un “Consejo asesor”  donde están algunos muy notables empresarios, quienes están poniendo su nombre y prestigio sobre la mesa como una esperanza de que el rumbo se cambie; si no sucede, será evidente que los utilizaron y dicho consejo no hará huesos viejos.

Lo que ha sucedido en estas largas semanas de la transición no es un pequeño susto o una protesta del gran capital en contra del nuevo gobierno, sino la reacción normal de los mercados financieros a un clima de incertidumbre para la propiedad, la inversión, el ahorro y el patrimonio de todos los mexicanos, que están sufriendo, en sus bolsillos, los efectos negativos de un rumbo equivocado.

Hasta el próximo domingo y mientras no deje de seguirme en mi página de Facebook, Perspectivas de Luis Enrique Mercado.