Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

24 Jun, 2023

Chedraui y Soriana promueven la polarización

Huixtla es una cabecera municipal ubicada en Chiapas. Según los datos del Censo 2020 del Inegi, tiene 53 mil habitantes. De acuerdo con datos del Coneval, la incidencia de carencia alimentaria es de 21 por ciento, y 43 por ciento reportó habitar en viviendas sin servicios básicos. Según la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2020 en México, el hogar promedio en Chiapas tiene ingresos mensuales de 9 mil 722 pesos, lo que es 60 por ciento menos que el hogar promedio en Nuevo León y 42 por ciento menos que la media nacional. En este contexto económico, dos de las mayores cadenas de supermercados, Chedraui y Soriana, a través de dos empleados, pactaron precios con cinco industriales de masa y tortilla y un delegado del gobierno que coadyuvó.

 

Paradoja

En contraste con los datos de Huixtla, Soriana reportó que en el primer trimestre del año tuvo ingresos de 39 mil 409 millones de pesos, lo que significó un crecimiento del 5 por ciento, mientras que sus utilidades netas crecieron  14 por ciento y llegaron a 1,070 millones de pesos. Chedraui registró ingresos de 64 mil 427 millones de pesos, lo que implicó un crecimiento del 6.1 por ciento en comparación anual, mientras que su utilidad neta llegó a 1,602 millones de pesos. A estas dos empresas y a todas las personas involucradas, la Comisión Federal de Competencia Económica les impuso una multa de 2 millones 72 mil pesos. El órgano antimonopolios no explica cómo se asignaron los montos, pero suponiendo que hubiera sido un millón de pesos a cada empresa, estaríamos hablando de tres minutos de los ingresos de Soriana y poco más de dos minutos de los de Chedraui. Esto resulta ridículo, pero no es culpa de la Cofece, que asigna la sanción de acuerdo al impacto. Lo que resulta ridículo es que dos empresas de ese tamaño y categoría incurran en una práctica de esta naturaleza en el estado más pobre del país.

Falla de cultura

No me imagino a Ricardo Martín Bringas, director general de Soriana, ni a Antonio Chedraui Eguía, director general de Chedraui, elucubrando en sus salas de juntas estrategias para aumentar su margen de utilidad con el precio de la tortilla que pagan los habitantes de Huixtla. Es obvio que en compañías tan grandes, con 68 mil empleados en Chedraui y 86 mil en Soriana, es difícil garantizar y fiscalizar el comportamiento ejemplar de cada uno de los miembros de la organización. Por ello, las empresas crean una cultura interna que refleja los valores, el código de ética y conducta. Pero es obvio que esto no está funcionando, y hay dos datos que lo hacen evidente. El primero es que en Huixtla hay un Mi Bodega Aurrerá de Walmart de México y, curiosamente, ellos no participaron en el esquema de manipulación de precios. Quizás no los invitaron porque sabían que dirían que no, o quizás sí lo hicieron. El segundo dato es que ninguna de las dos compañías emitió algún comunicado. Dada la pequeña multa, si ambas empresas hubieran expresado algo como: “En Soriana/Chedraui trabajamos todos los días para llevar productos y servicios de calidad para dar valor y ayudar a las finanzas de millones de consumidores. Nos apena mucho lo ocurrido y por eso estamos trabajando en generar mecanismos para evitar que se repitan este tipo de errores”, habrían enviado una señal interna a los miles de empleados de la compañía de que el asunto es importante, aunque parezca insignificante, y también a la sociedad.

Narrativa

El Presidente estuvo en Chiapas y, afortunadamente, no le preguntaron acerca de este tema, porque, de lo contrario, el caso hubiera reforzado su narrativa de empresas abusadoras y expoliadoras, lo cual es muy negativo para el país. No obstante, tanto Chedraui como Soriana deben tomar en serio la ínfima multa y deberían estar discutiendo cómo fortalecer su cultura interna para evitar que estas conductas se repitan.

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