El discurso de Milei en Davos

Si existiera un Nobel de la alta inflación, Argentina sería sin duda un ganador destacado. En 43 de los 46 años transcurridos entre 1945 y 1991, y en 20 de los 21 años entre 2002 y 2023, el país experimentó una inflación superior a 10 por ciento.

Aunque otros países, como Venezuela o Zimbabue, han enfrentado también inflaciones extremas, ninguno ha mostrado una persistencia tan notable como la observada en el país sudamericano.

Si Argentina hubiera gestionado su economía de manera promedio, hoy sería uno de los países más prósperos del planeta.

FENÓMENO

La debacle económica argentina es clave para entender el triunfo electoral de Javier Milei, quien ha demostrado ser intelectualmente más robusto que populistas recientes como Donald Trump, Andrés Manuel López Obrador, Jair Bolsonaro o Viktor Orbán, quienes han utilizado el viejo manual de los eslóganes que se apoyan en clichés y mensajes mesiánicos que captan el descontento popular.

TOCANDO FIBRAS

El discurso de Milei en Davos se llevó los reflectores en el Foro Económico Mundial; un sistema de inteligencia artificial lo tradujo con el mismo tono de voz al inglés, y fue tuiteado por Elon Musk, tocando una fibra ideológica que ha surgido en contraposición al wokismo.

Éste se refiere al exceso de corrección política que ha derivado en posturas extremas en la izquierda de Estados Unidos, como quedó reflejado en la comparecencia de la defenestrada presidenta de Harvard.

BUEN TANGO EN ARGENTINA

El discurso de Javier Milei en Davos, dirigido contra el colectivismo, representa un mensaje potente para desafiar al sistema establecido y proporcionar un marco teórico a Argentina en su lucha contra un peronismo arraigado desde hace décadas. Es especialmente relevante considerando que Milei no goza de una posición fuerte ni en el Congreso ni en las provincias. Esto ya lo ha llevado a adoptar un enfoque pragmático, como evidencia su decisión de no privatizar YPF.

EL MUNDO ES SUTIL

El discurso de Milei resuena con distintas narrativas alrededor del mundo, cada una adaptándose a su contexto particular. Es evidente que el capitalismo, fundamentado en los mecanismos de mercado y los principios de vida, libertad y propiedad privada, es el mecanismo que más prosperidad ha generado a la humanidad, sin embargo, la realidad compleja requiere de sutilezas en las que el Estado sea un actor que genera valor más allá del monopolio legítimo de la violencia, como lo demuestran los países escandinavos. A lo mejor en un mundo que empezara de cero, la propuesta de Milei podría tener más sentido. Sin embargo, avanzar en el escenario actual demanda consensos, tanto sutiles como evidentes, así como pragmatismo y adaptación. Por ejemplo, ¿cómo abordar la presencia de un actor monopólico en México que ha logrado una captura regulatoria? ¿Cómo fomentar el desarrollo en sectores que el mercado no consigue servir? El progreso social y el éxito del capitalismo no pueden entenderse sin la empatía, la compasión y la naturaleza social del ser humano. El capitalismo requiere de estos componentes para funcionar, y es crucial que la sociedad disponga de mecanismos para institucionalizar esa empatía natural.