Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

17 Ene, 2024

Entre el miedo y la utopía

2023 fue el año en que el mundo despertó a la inteligencia artificial generativa, luego de que en noviembre de 2022 OpenAI debutara con ChatGPT-3.5. 2024 es el año en que se intensifica su implantación en la vida cotidiana y en los procesos de negocios.

VISIÓN POSITIVA

Un esbozo de lo que nos espera en 2024 se asoma en los dichos en el podcast de Bill Gates, titulado Unconfuse Me. Esta entrevista es valiosa porque cuenta con dos figuras clave: el fundador de Microsoft, quien no sólo tuvo la visión sino también la ejecución de llevar una computadora a cada escritorio con Windows, y Sam Altman, cofundador y presidente ejecutivo de OpenAI, quien está llevando la IA generativa a la vida cotidiana a través de alianzas y de ejecución. En la entrevista, Altman menciona que el uso más intenso de la IA generativa se está dando en programación, donde un programador no sólo tiene tres veces más capacidad de programación, sino también mayores niveles de abstracción en la tarea. El segundo lugar en adopción y cambio lo ocupa el sector salud, seguido por la educación.

EJECUCIÓN

En este contexto, Microsoft presentó Copilot Pro, que por 20 dólares al mes ofrece más herramientas de inteligencia artificial generativa en su ecosistema de productos; será interesante observar si no canibaliza la oferta de OpenAI, que cobra lo mismo a usuarios finales con el mismo producto, pero no integrado a una base instalada de productos. Samsung, hoy, presenta su propuesta vinculada a Gemini, el modelo fundacional de IA generativa de Google, que implica una serie de soluciones y herramientas de nueva generación asociadas a su ecosistema de hardware. Compañías como Google, AWS y, eventualmente, Meta, harán lo propio, así como un sinfín de empresas que están generando una capa de IA generativa que interactúa con sus productos para ofrecer una interfaz y un cómputo más poderosos y orgánicos.

UTOPÍA

Entre los líderes de la nueva plataforma tecnológica de IA generativa hay un cauteloso optimismo y se encuentran buscando anticipar curvas de aprendizaje. Lo utópico de dichos líderes, entre los que se encuentran Sam Altman, Satya Nadella, Mustafa Suleyman, Sundar Pichai, Dario Amodei, entre otros, es que están buscando promover una regulación que logre mitigar los efectos negativos de la inteligencia artificial generativa sin que se inhiba la innovación y se genere una reacción adversa de la sociedad. Aunque encomiable, creo que es más constructiva la visión pragmática de Marc Andreessen, de 16z, quien en su The Techno-Optimist Manifesto propone avanzar y lidiar con los efectos negativos de la IA generativa utilizando la propia tecnología y no generando un exceso de regulación.

EL TEMOR

En el extremo opuesto de los utópicos se ubican instituciones públicas y privadas que reaccionan, sobre todo, con miedo. En esta categoría se ubican la Comisión Europea o The New York Times. Un buen ejemplo lo ofrece el FMI, que generó muchos titulares en la prensa mundial al dar a conocer un estudio que proyecta que el 60% de los empleos de los países de economías avanzadas tienen una exposición a la IA generativa, mientras que en los países emergentes, como México, la exposición llega a 40%, y en los países de menores ingresos tan sólo un 20 por ciento. El análisis establece varias categorías de trabajos que se refieren a alta exposición y alta complementariedad, alta exposición y baja complementariedad, baja exposición. No obstante, establece muchas salvedades en el análisis que determinan la vulnerabilidad. El documento es superficial y su única aspiración es generar visibilidad para el organismo y plantear una noción de política pública de regulación que busque la “cohesión social”, como si ése no fuera uno de los puntos básicos de cualquier gobierno. El documento ahora será multicitado como una fuente incontrovertida del riesgo inminente de la IA generativa frente al mercado laboral y la necesidad de que los gobiernos regulen, pero, en realidad, es un análisis hueco.

2024 es el año de la adopción que seguirá pendulando entre la utopía y el temor infundado, en donde los ganadores serán los que no pierdan más tiempo en la implantación de la IA generativa.

 

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