Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

10 Feb, 2024

La degradación y el riesgo

En el verano de 2018, tras las elecciones, muchos preveían una inminente catástrofe económica para México, la cual, afortunadamente, no se materializó. Si bien se tomaron decisiones que afectaron negativamente el ambiente de negocios, y la falta de medidas contracíclicas durante la pandemia tuvo consecuencias económicas y sociales significativas, para el año 2024, los indicadores muestran un país que creció el año pasado 3.1%, con una moneda excepcionalmente fuerte, un país atractivo para la inversión no sólo por su ubicación geográfica estratégica y la solidez de su infraestructura y talento, sino también por un cierto nivel de seguridad jurídica proporcionado por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). A esto se añade que México es uno de los diez principales mercados de consumo a nivel mundial.

FALLAS CONSTANTES

A pesar de que el apocalipsis temido en 2018 no se materializó, México enfrenta una degradación tangible en su vida cotidiana, un ejemplo es el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que es el de mayor tráfico de pasajeros a nivel nacional y América Latina. Aunque el número de operaciones de despegue y aterrizaje se redujo a 42 por hora, la Terminal 2 aún padece de insuficiencia de estacionamiento, y los baños están en condiciones deplorables. El problema no se limita al sector aéreo; el transporte público, incluido el Metro, muestra signos de deterioro. En el Estado de México, el transporte público sigue azotado por el  crimen, mientras que en ciudades como Chilpancingo, Taxco o Tizayuca, el crimen organizado ya ha tomado el control total. Además, el sistema de salud nacional está sobrepasado. No son sólo los servicios cotidianos; esta semana, las aduanas tuvieron que detener operaciones debido a fallos en los sistemas del SAT, generando pérdidas millonarias y complicaciones logísticas.

IMPROVISACIÓN

Los cambios implantados por esta administración, aunque a veces bien intencionados, en otras ocasiones han sido el resultado de una visión sesgada por ideologías. Una constante en estas acciones ha sido la improvisación y una notable incapacidad para anticipar las consecuencias y los efectos secundarios que resultan de cambios abruptos en las políticas públicas o en las instituciones. Por ejemplo, al inicio de esta administración, en 2019, se tomó la decisión de combatir el robo de combustible sin considerar la necesidad de adquirir pipas, lo que llevó a compras de último minuto, sin mencionar que tampoco se anticipó el efecto cucaracha y la violencia. Situaciones similares se repitieron al intentar desarrollar una vacuna contra el covid-19 o al modificar el esquema de distribución de medicamentos y un largo etcétera.

FUGA DE TALENTO

La improvisación en la gestión gubernamental surge de varios factores. El más crítico es que las decisiones gubernamentales se orientan principalmente hacia el cálculo político de corto plazo, practicado por un Presidente sin contrapesos internos. Este líder no necesita buscar consensos dentro de su movimiento y menosprecia a los ‘expertos’, aquellos perfiles con años de experiencia en la solución de problemas complejos. Un segundo factor es que, en este tipo de liderazgo, la lealtad se valora por encima de la competencia, que es vista como una amenaza por los allegados al poder. Además, limitar los salarios de los funcionarios públicos es una estrategia efectiva para desalentar al poco talento que quedaba. Como resultado, los problemas crónicos del país continúan acumulándose: la inseguridad afecta a todos los estratos sociales y sectores económicos, la escasez de agua, la baja calidad educativa, los cuellos de botella en el Poder Judicial y la corrupción endémica. Cada uno de estos desafíos crea ‘infiernos’ muy localizados que, en conjunto, degradan la calidad de vida en el país.

PRECIPICIO

Aunque México no ha experimentado el apocalipsis pronosticado, el deseo de mantener el poder y establecer un legado duradero nos ha llevado al borde del precipicio. Lo verdaderamente peligroso no es la ideología detrás de las políticas que parecen ir en contra de los factores que impulsan el progreso y la prosperidad del país; el verdadero riesgo radica en la improvisación y la incapacidad para anticipar los problemas derivados de gobernar con eslóganes de campaña. Aunque hoy pueda parecer improbable que el partido en el poder obtenga un control absoluto de ambas cámaras legislativas, algo similar se pensaba del Brexit, que, siendo también una promesa electoral, se materializó.

 

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